Lo primero para tener un matrimonio feliz es intentar definir qué es un matrimonio feliz. Esto es relevante, pues si no tienes claro esto, muy rápido huyes del matrimonio por no cumplir tus expectativas.

Felicidad versus alegría

Muchos se confunden porque creen que ser feliz es lo mismo que estar dichosos y alegres, y hay una diferencia monumental entre estos dos conceptos.

La alegría y la dicha es un estado emocional, usualmente pasajero, que ocurre cuando algo ha llenado de gozo tu corazón, como cuando te regalan algo que has querido hace mucho tiempo, cuando tienes una ganancia monetaria adicional, o cuando pasas un buen tiempo con tu pareja.

La felicidad es una actitud ante la vida. Es un estado mental que te lleva a pensar que la vida tiene siempre un lado positivo, eres capaz de ser optimista, tienes compromiso con tus sueños y vas en dirección de ellos. Además, enfrentas los problemas con actitud positiva.

Como ves, hay diferencia. Algunos creen que es lo mismo. Se casan para ser felices, pero como ven que en el matrimonio no todo es alegría y dicha, cuando estos factores faltan, en vez de trabajar por el matrimonio, salen corriendo.

¿Matrimonio feliz = matrimonio sin problemas?

Esto es otro engaño. ¿Quién dijo que un matrimonio feliz implicaba tener una vida libre de problemas?

Pues no. Los problemas y las circunstancias adversas son parte de la vida. Te acompañarán el resto de tus días. Están allí para hacernos crecer.

El matrimonio está repleto de conflictos, problemas, diferencias y momentos difíciles. Como dije, están allí para hacernos crecer como pareja, no para acabarnos.

Esto también es importante aclararlo, pues cuántas parejas no se separan día a día porque “tienen problemas”. Creen que cuando se casan, ser felices implica no tener problemas. Cuán equivocados están.

Y entonces, ¿qué es un matrimonio feliz?

Ya has visto que un matrimonio feliz no es el que siempre tiene momentos dichosos, ni es un matrimonio libre de conflictos.

Un matrimonio feliz es aquel en el cual ambos miembros crecen en intimidad, con metas y planes juntos, emocionados por sus vidas y por sus proyectos, que saben trabajar en pareja a pesar de las diferencias entre ellos.

Los miembros de un matrimonio feliz tienen actitud positiva ante los problemas de la vida, se apoyan mutuamente en los momentos difíciles, tratan de resolver los conflictos de la manera más madura, teniendo en cuenta el punto de vista del otro.

En un matrimonio feliz reina el diálogo, la comprensión, la compasión, el compromiso y el amor maduro. Siempre viven tranquilos porque tienen un sistema de valores que edifica la relación.

Además, en un matrimonio feliz hay sintonía y conexión entre ambos miembros, hay empatía y transparencia. Ambos crecen uno al lado del otro, compartiendo sueños juntos.

Como puedes ver, el concepto de matrimonio feliz es mucho más de lo que se nos dice habitualmente. Implica mucha madurez y un compromiso sólido con la relación.

Fuente: Guillermo M. matrimonio-feliz.com

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