Por: Gerardo Castillo
El secreto de las matrimonios que funcionan
(Editorial Amat, Barcelona)



1. Casarse para toda la vida: haber tenido claro que el matrimonio es para siempre.

2. La entrega total al otro cónyuge en la vida diaria: contar desde el principio con que habrá dificultades y que se pueden superar poniendo los medios.

3. Ser consciente de que el amor no es un hecho cumplido en el momento de la boda: es algo que se construye cada día, es una conquista permanente. Hay que recomenzar siempre, reestrenar el amor cada mañana, evitar “acostumbrarse” a vivir con el otro cayendo en la rutina. El verdadero amor sabe inventar, sabe renovarse con creatividad.

4. Utilizar recursos para mantener la relación en buen estado y prevenir posibles conflictos: hablar a tiempo, reconocer errores, saber disculparse, saber ceder (“dar el brazo a torcer”), llegar a acuerdos, ofrecer actos de desagravio, etc.
Amor humilde, no autosuficiente, que se deja formar y ayudar, que sabe aprender.

5. Contar con las ayudas sobrenaturales propias del matrimonio cristiano, que facilitan cumplir los deberes conyugales y superar los momentos difíciles.

6. El buen recuerdo de unos padres que se amaban de verdad como esposos.

7. Un buen noviazgo: trato personal, diálogo, sinceridad, conocimiento y respeto mutuo; orientado a un posible matrimonio.

8. Ver siempre al otro cónyuge como lo primero o prioritario en la propia vida; darle atención preferente sobre otras personas e intereses.

9. Ser feliz como efecto de hacer feliz al otro cónyuge; vivir para hacerle feliz.

10. Compartir experiencias, problemas, estados de ánimo. Interesarse por las cosas del otro. Saber entrar en su mundo. Contar con el otro al tomar decisiones.

11. Expresar abiertamente los sentimientos venciendo posibles falsos pudores y el miedo a confiarse totalmente en el otro cónyuge.

12. Ser amigos además de cónyuges.

13. Admirar al otro y mostrarle que se le admira.

14. Aceptar y querer al otro como es, sin pretender cambiarle o adaptarle a la propia forma de ser.

15. Convivir como personas que se quieren: sinceridad (no tener secretos con el otro), confianza, comprensión, respeto, buenos modales, delicadeza en el trato, saber callar, saber escuchar, no decir siempre la última palabra.

16. Buscar un rato cada día para estar los dos solos y conversar. Disfrutar de la íntima compañía. Hablar de todo y pasarlo bien juntos. Crear situaciones agradables que sean materia para los buenos recuerdos.

17. Cuidar cada día los pequeños detalles que hacen más grata la vida al otro.

18. Resolver los conflictos en el día; no acostarse reñidos; dar el primer paso para hablar; saber reconocer errores, pedir perdón y perdonar.

19. En los enfrentamientos apelar a los buenos recuerdos y recurrir al buen humor, que desdramatiza los problemas y ayuda a ver la realidad por su lado más favorable.

20. Saber ajustar y afinar la relación amorosa ante los sucesivos cambios que, con el paso del tiempo, se van produciendo en la vida conyugal y familiar.

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