Escuchamos historias de parejas que se han casado y han logrado ser felices aún cuando han pasado por crisis pero las han superado; en cambio, sabemos de otras parejas que desde el inicio de su matrimonio han tenido una variedad de conflictos que durante el noviazgo nunca se presentaron.

¿Qué es lo que está sucediendo en esas parejas? ¿Cuál es la diferencia entre las parejas que se llevan bien a pesar de tener problemas y las que tienen conflictos maritales serios? ¿Qué podemos hacer para evitar que nuestra relación se deteriore?

Las razones para que una relación no funcione son varias, pero una de ellas consiste en las expectativas equivocadas que tenemos del matrimonio. Así es. Son problemas que se presenta justo al iniciar la vida matrimonial y a pesar de haber mantenido un noviazgo de varios años, estos problemas nunca se presentaron.

Para empezar, ¿qué es lo que te imaginas que es un matrimonio? ¿Cómo fue el matrimonio de tus padres? ¿Qué concepto tienes de la vida matrimonial? ¿Acaso tienes la idea que una vez casados tu vida está resuelta para siempre? El matrimonio no es un cuento de hadas en el que el príncipe y la doncella se unen y viven felices para siempre. Más que imposible, improbable. Porque aún las parejas que tienen una vida maravillosa, con hijos bellos y sanos, una posición económica holgada y con todas las posibilidades de una vida feliz... también llegan a tener conflictos y sentirse infelices.

Acaso esperas que tu pareja, una vez casados, ¿abandone esos pasatiempos que tanto te aburren? ¿Esperas que ahora que están viviendo bajo el mismo techo, compartan los mismos gustos? ¿Piensas que por fin te vas a librar de estar visitando la familia política si querías pasar un buen rato con tu pareja? Tus expectativas del matrimonio, ¿son realistas? O ¿llegaste a idealizar lo que es el matrimonio y esperas que tu pareja cumpla con cada uno de esos sueños que te forjaste en tu mente?




El matrimonio requiere de una etapa de adaptación.
De repente, como pareja están compartiendo el mismo techo y por el resto de sus vidas. Necesitan establecer un equilibrio entre el tiempo de pareja, trabajo, rutina, labores en la casa, asuntos económicos y planes a futuro. Ponerse de acuerdo y estar conforme con lo que decide la pareja requiere un alto grado de comprensión, tolerancia y compatibilidad.

Las diferencias de opinión se presentarán irremediablemente y lo fundamental es que ambos tengan toda la disposición de llegar a un acuerdo en lugar de imponerse sobre la voluntad de la pareja, con el fin de que se cumplan los sueños “utópicos” que se había formado de su matrimonio ideal. Al momento de casarte, te casas con una persona, un individuo con sus propias ideas y sueños que eventualmente se rebelará aún cuando haya tenido la intención de someterse a tus deseos y sueños.

Una de las claves para superar estas diferencias es la negociación. Así de fácil. Quizá el plan de cada uno deba variar, pero juntos deben lograr a llegar a un acuerdo en el que ambos obtengan un beneficio. Algunas veces, uno en la pareja tendrá que ceder, pero siempre y cuando lo haga por amor y sin guardar resentimiento.

El matrimonio es un largo camino a recorrer. Como una montaña rusa con sus altibajos. Habrá momentos de mucha fricción y se sentirán infelices, pero eso no significa el fin de una relación y de ninguna manera se deben tomar medidas drásticas pensando en que el matrimonio ha llegado a su fin y “tienen derecho a rehacer su vida”. El matrimonio requiere pasar por estos “baches” que ayuden a madurar la relación; la capacidad de superar una crisis es la que enriquece a cada uno en la pareja, desarrollando tolerancia e incrementando el amor.

Pero eso sí, si la pareja no logra superar las pequeñas crisis como ponerse de acuerdo en dónde colocar un mueble o dónde pasar la Navidad, difícilmente podrán superar lo que les espera con la llegada de los hijos, los problemas de la edad madura, etc.

No siempre somos capaces de ver las cosas objetivamente. Probablemente se requiere el apoyo de un consejero matrimonial que ayude a cada uno en la pareja a buscar las formas de reconciliación. Eso sí, procura apoyarte en un profesional que sea imparcial; a veces los amigos y las personas te quieren no saben aconsejarte correctamente y se incrementa la carga emocional que debes soportar.

Recuerda, mientras exista amor con tu pareja, siempre habrá una solución a todo.

Vía: www.nosotros2.com

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