¿Cómo puede un objeto tan pequeño, significar algo tan grande: amor y fidelidad?

Autor: Ángel Espinosa de los Monteros

ENTREGA DEL ANILLO Y LO QUE SIGNIFICA

El hombre necesita ver signos y de hecho existen en todos los sacramentos: palabras, gestos, elementos. Incluso Dios pidió al pueblo de Israel que construyera un templo como un signo de su presencia. Cristo quiso quedarse en la Eucaristía para hacerse más asequible, tangible, presente. En el Bautismo se derrama agua sobre nuestra cabeza como signo y señal de purificación. En la confirmación somos ungidos con aceite. En el sacramento del orden sacerdotal el obispo impone las manos a quien va a ser ordenado, como un signo y una señal de la venida del Espíritu Santo sobre él.

La gente para alimentar el recuerdo y mantener el amor más fresco, recurre a las fotografías, que son una representación, una imagen de las personas a las que se ama.

Antes de que existiera la fotografía, desde tiempos inmemorables, pintores y escultores grabaron en piedra, papel o madera, el recuerdo de lo que amaban. Siempre hemos necesitado contar con estas ayudas que nos recuerdan a quienes queremos.

Ahora bien, en el matrimonio, como parte del rito, sin ser siquiera la esencial, pues este lugar lo ocupa el consentimiento de los cónyuges, los nuevos esposos se ponen mutuamente unos anillos, mientras se dicen: “recibe este anillo en señal de mi amor y fidelidad a ti”.

Cuando leí esto por primera vez me pregunté: ¿cómo puede un objeto tan pequeño –el anillo- significar algo tan grande: amor y fidelidad?

Y fue así como decidí que sería interesante tratar de encontrar aquellos elementos que hacen que el anillo sea un digno representante del amor y de la fidelidad que sienten el uno por el otro en el matrimonio.

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