Algunos estudios sobre la evolución de jóvenes que se casan, se divorcian o permanecen solteros indican que el matrimonio aumenta el bienestar psicológico y emocional tanto para hombres como para mujeres. La ausencia de matrimonio representa un importante factor de riesgo para la depresión maternal. Las madres casadas tienen niveles inferiores de depresión que las madres que viven con su pareja (sin haberse casado) o las solteras. Las que forman pareja de hecho tienen más tendencia a estar deprimidas porque confían menos en la perdurabilidad de su relación que las madres casadas. Por su parte, las madres solteras se deprimen con mayor frecuencia por el peso que conlleva criar un hijo a solas. Un estudio sobre 2.300 mujeres con hijos en edad preescolar demostró que el riesgo de depresión era bastante más alto para las madres no casadas que para las que sí lo estaban. El matrimonio protege incluso del riesgo de la depresión a las madres adolescentes. En un grupo de madres de 18 y 19 años, un 41 por ciento de las madres solteras reconocieron un alto nivel de síntomas de depresión comparado con el 28 por ciento de madres casadas de la misma edad. 
Nos centramos en la depresión maternal porque representa tanto un problema de salud mental para las mujeres como un factor de riesgo para los hijos. En familias monoparentales, las madres tienen más tendencia a sufrir depresiones, lo que afecta más a los hijos porque que el padre no vive con ellos. Una causa de la incidencia de la depresión entre los padres o madres solteros podría ser que estos cuentan con menos apoyo en general.

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