Mientras que los beneficios más importantes del matrimonio repercuten en los niños, éstos también favorecen enormemente a los hombres y mujeres adultos casados. Tanto los hombres como las mujeres se benefician económica, sentimental, física y socialmente del matrimonio.
Sin embargo, debemos señalar que a menudo hay diferencias de género en los beneficios que proporciona el matrimonio, y que, para las mujeres, los beneficios dependen más de la calidad del matrimonio que para los hombres.
Las ventajas económicas del matrimonio son obvias. Los hombres y mujeres casados tienen más probabilidades de ahorrar y comprar una vivienda que los adultos solteros, incluso comparándolos con solteros o parejas de hecho con el mismo nivel social. Los hombres casados ganan entre el 10 y el 40% más que los hombres solteros que trabajan y han sido educados de forma similar. Por lo general, las mujeres casadas no ingresan más que las solteras, pero esto se debe en parte a que las mujeres casadas suelen tener hijos, lo que tiende a limitar la media de sus ingresos. Los beneficios materiales del matrimonio también se extienden a las mujeres de orígenes marginales, ya que tienen menos probabilidades de caer en la pobreza si se casan. En general, el matrimonio permite a las parejas unir sus recursos y compartir las tareas del hogar. Las obligaciones asociadas al matrimonio dan a las parejas una perspectiva a largo plazo que les permite invertir tanto en una vivienda como en otros bienes duraderos. Las normas de la madurez adulta asociadas al matrimonio animan a los adultos a gastar y ahorrar de manera más responsable. 
El matrimonio también promueve la salud física y sentimental de hombres y mujeres. Los adultos casados tienen una vida más longevas, menos enfermedades, mayor felicidad, y los niveles de depresión y de consumo de drogas son menores que en los de las parejas de hecho y en los de los adultos solteros. Los cónyuges suelen alentar a sus parejas a que se cuiden y acudan al médico en caso de que sea necesario. Las normas de madurez adulta y fidelidad asociadas al matrimonio animan a hombres y mujeres a rechazar comportamientos de riesgo y nocivos, desde tener relaciones sexuales promiscuas a consumir una gran cantidad de alcohol46. El aumento de las ganancias y la estabilidad económica que resultan del matrimonio permiten que los hombres y las mujeres casados soliciten una mejor asistencia médica. El apoyo emocional que dan la mayoría de los matrimonios reduce el estrés y las hormonas del estrés, que a menudo son la causa de una mala salud y de enfermedades mentales. Los hombres, en  particular, suelen tener una vida más larga y una salud general mejor gracias al matrimonio. Las mujeres también se ven favorecidas, pero sus ventajas en la salud dependen más de la calidad del matrimonio: las mujeres en matrimonios de poca calidad tienen más probabilidades de experimentar problemas de salud físicos y mentales que las mujeres solteras, mientras que los matrimonios que funcionan bien aportan a las mujeres un gran estímulo físico y psicológico.  
El matrimonio también juega un importante papel en educar cívicamente a los hombres. Los hombres casados tienen menos probabilidades de cometer un delito, ser sexualmente promiscuos o infieles a una pareja de muchos años, o beber en exceso. También asisten a la iglesia más a menudo, pasan más tiempo con los suyos (y menos con sus amigos), y trabajan más horas. Por ejemplo, un estudio ha demostrado que sólo el 4% de los hombres casados han sido infieles en el año 2003 –comparado con el 16% de los hombres que mantienen una relación de pareja de hecho y el 37% de los hombres que tienen una relación sexual con una mujer. La amplia investigación realizada por el sociólogo Steven Nock, de la universidad de Virginia, sugiere que las conclusiones a las que ha llegado no son el resultado de la selección de personas que han estudiado en particular, sino que realmente son el resultado directo del matrimonio. Nock ha estudiado el paso dado por los hombres de la soltería al matrimonio, y ha comprobado que su comportamiento ha cambiado en realidad tras el matrimonio: después de casarse, los hombres trabajan más duro, acuden menos a bares, van más a la iglesia y pasan más tiempo con los miembros de su familia. Para muchos hombres, el matrimonio es un rito de paso que les introduce en el mundo adulto de la responsabilidad y el autocontrol.

Fuente:

Matrimonio y bien común: Los diez principios de Princeton. SOCIAL TRENDS INSTITUTE. Barcelona – Enero de 2007. 

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