Continuación de La excepción norteamericana y el camino a seguir...
La definición del matrimonio por parte de la ley es poderosa. Los jueces no deberían intentar redefinir el matrimonio imponiendo un nuevo estándar legal sobre lo que significa, o declarando falsamente que el concepto antiguo del matrimonio, como la unión de un hombre y una mujer, está arraigado en la animadversión o la insensatez. Tampoco, la ley debería enviar el falso mensaje de que el matrimonio es irrelevante o secundario a la siguiente generación, mediante la extensión de los beneficios del matrimonio a las parejas o individuos que no están casados. 

a) Resistir los intentos legislativos de crear un matrimonio entre personas del mismo sexo; utilizar mecanismos legislativos para proteger la institución del matrimonio como la unión de un hombre y una mujer que se complementan sexualmente como cónyuges. Instamos a nuestros representantes políticos a que apoyen la legislación que defina y promueva el verdadero significado del matrimonio. Asimismo, nos dirigimos a nuestros diputados para que voten en contra de cualquier proyecto de ley que se desvíe de este concepto del matrimonio. (No estamos en contra de que dos o más personas, con relación familiar o no, firmen unos contratos legales para compartir la posesión de una propiedad, compartir un seguro, tomar decisiones médicas la una por la otra, etc.).

b) Acabar con el dinamismo de los tribunales por crear e imponer el matrimonio entre personas del mismo sexo. Nos dirigimos directamente a los tribunales para proteger nuestro concepto del matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer. Los experimentos judiciales radicales que coactivamente alteran el significado del matrimonio están pensados para que sea más difícil crear y sostener una sociedad basada en el matrimonio, especialmente cuando tales acciones están evidentemente en contra de los deseos de los norteamericanos. 

c) Rechazar la extensión de rango de matrimonio legal a las parejas de hecho. Algunas poderosas instituciones intelectuales en el derecho de familia, entre las que se incluye el American Law Institute, han propuesto que Estados Unidos siga el camino de muchas naciones europeas y Canadá, y disminuya o elimine la diferencia legal entre el matrimonio y las parejas de hecho. Pero nosotros creemos que es injusto e imprudente:  a)que se impongan las obligaciones matrimoniales a personas que no las han elegido, o b) que se extiendan los beneficios matrimoniales a las parejas que no están casadas.

FUENTE:
Matrimonio y bien común: Los diez principios de Princeton. SOCIAL TRENDS INSTITUTE. Barcelona – Enero de 2007.  

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