¿Se puede amar para toda la vida? Podemos concentrarnos en las pequeñas cosas que mantienen al matrimonio con vida, en vez de concentrarnos en aquellas que lo destruyen.

Cuando Dios nos ordena amarnos los unos a los otros, nos muestra que el amor no es un sentimiento imposible de controlar. Él jamás nos diría que hiciéramos algo que no podemos hacer.
El amor es una opción que se basa en los pensamientos y las conductas que podemos controlar. Cuando nos decidimos a atesorar a nuestro cónyuge, llenamos nuestra mente con pensamientos positivos. Nuestra conducta es también positiva y se concentra en ayudar y proteger. Hay maneras específicas en que podemos hacer que nuestros pensamientos y nuestra conducta se mantengan enamorados.

El arte de atesorar a nuestro cónyuge
¿Han atesorado alguna vez un objeto? ¿Un trofeo, un premio, un automóvil o una casa? ¿Cómo tratamos a los objetos valiosos? ¿Los tiramos en un armario y nos olvidamos de ellos? Por supuesto que no. Por lo general, los exhibimos en un lugar de honor y los mantenemos bien cuidados. Pensamos en ellos a menudo y les hablamos sobre ellos a los demás cuando podemos.

Me acuerdo cuando, después de seis meses de búsqueda, finalmente encontramos la casa perfecta. Fue como encontrar un tesoro escondido. Durante las siguientes semanas, de lo único que podía hablar era de la casa. Me pasaba horas y horas pensando en cómo iba a decorarla. Cuando por fin la compramos, ¡me pasé realmente horas y horas decorándola! Mientras vivimos allí, continué sintiéndome orgullosa de mi casa y me encantaba mostrársela a mis amigos y a mis familiares.
                                         
Estoy segura de que la mayoría de ustedes pueden relacionarse con algún objeto en su vida que haya tenido un lugar de honor en su corazón. Quizás sea el automóvil que habían deseado durante tanto tiempo, y que ahora lavan todos los días; o aquella medalla que ponen a la vista con tanto orgullo; o ese gran pez trofeo que tienen montado sobre la pared para alardear de su logro. ¿Por qué tan a menudo nos ocupamos mejor de nuestros bienes materiales que de nuestro cónyuge?

MatrimonioPor desgracia, tengo que admitir que hay veces que me ocupo mejor de mi casa que de mi marido. Quizás sea porque se nos enseña cómo limpiar la casa, lavar el coche o cuidar de nuestras cosas, pero a menudo no se nos enseña cómo atesorar a la gente. Solo cuando aprendamos verdaderamente a atesorar a nuestro cónyuge por encima de todo lo demás –excepto nuestra relación con Dios– comenzará nuestro matrimonio a sanarse, crecer y florecer.

Cómo atesorar a nuestro cónyuge
¿Qué significa atesorar algo? Sencillamente significa percibir ese objeto como algo de gran valor para nosotros: algo que hemos soñado, por lo que nos esforzamos y que hemos, finalmente, recibido. Un regalo que no tiene precio. Un tesoro. Algo por lo cual estamos agradecidos y que siempre valoraremos. Algo que cuidamos, protegemos y mimamos. Obviamente, tendríamos que tratar a nuestro cónyuge mejor que a cualquier bien material.

¿Pero sabemos acaso cómo hacerlo? Nosotros cuidamos nuestro automóvil, nuestra casa, nuestro barco, o nuestros preciosos trofeos o medallas. Pero poseemos un don mucho más valioso, al cual no le damos demasiada importancia: nuestro esposo o esposa.

¿Han entrado alguna vez en la casa de alguien, o han ido a una feria americana y han visto una mesa antigua o una tarjeta de béisbol de edición limitada, o algún otro objeto de colección que se venden por prácticamente nada? Quizás esté cubierta de polvo, con la pintura dañada y rayada, golpeada y gastada. Miramos ese valioso objeto y pensamos: “Esta gente no debe tener idea de lo que tienen o no lo estarían tratando así”.

Descubra los tesoros del matrimonioPienso que eso es lo que ocurre frecuentemente con nuestro cónyuge. Nos olvidamos de su valor. No parecemos estar conscientes de su verdadero valor. ¡Necesitamos aprender lo que significa atesorar verdaderamente a nuestro cónyuge y comenzar a aplicar estos conocimientos prácticos de inmediato!

Tomado del libro: Descubra los tesoros del matrimonio de Editorial Patmos
Continuación de Razones para no tener relaciones prematrimoniales.
Autor: Blanca Mijares
A    

        Cuando dos jóvenes se deciden por esperar, saben que cuando lleguen a tener relaciones sexuales, cuando se casen, estas serán una entrega total, integra en tiempo y espacio, de ellos mismos física, emocional  y espiritualmente: aunque no sea técnicamente perfecta, gracias a su compromiso, ya tendrán años para ir conociéndose. Saben que la naturaleza ha sido creada con perfección por Dios y que si se quieren mucho, se gustan mucho y se respetan como personas e hijos de Dios que son, poco a poco irán mejorando en su encuentro interpersonal, en su comunicación físico-espiritual. Para ello, les ayudara también ese tiempo que han esperado, pues en ese tiempo, han aprendido a expresarse su cariño de una forma tierna, paciente, humana. Lo que no sería normal es que no quieran tener intimidad tras la boda, estando ya juntos, pues eso denotaría una anomalía que hay que atender.
-          Cuando dos jóvenes se deciden a esperar, el control de los impulsos de las inclinaciones instintivas es muy importante: tienen que haber aprendido a hacerse dueños de sí mismos, amos y señores de su destino y de su vida. Por eso, no cualquiera puede lograrlo, sólo aquel que ha alcanzado cierta madurez no sólo física sino sobre todo psicológica puede gobernarse, poseerse y a su vez, decidir a quién entregarse por completo y acoger a otro en el mismo modo, de forma comprometida.
-          Cuando deciden esperar, están actuando de forma consciente, responsable, pues asumen su vida como propia, reconocen que toda acción lleva consigo consecuencias buenas o malas, sean queridas o no: deciden actuar en un sentido que busca el desarrollo interpersonal y de su relación, buscan ser un bien verdadero uno para el otro de forma profunda, sin superficialidades. Así se alejan de quienes actúan sin sentido en la vida, de aquellos de los que padecen los estímulos y reaccionan a ellos sin pensar, dejándose llevar donde les lleven y después sufriendo las consecuencias nefastas de comportamientos irresponsables, inconscientes y sin sentido de unidad biográfica.
-          Cuando deciden esperar, los jóvenes han descubierto a la persona que aman de verdad, la ven como un tesoro que hay que cuidar y proteger, alguien con quien compartir la vida y con quien formar una familia hermosa: en contraste de quienes se rebajan al nivel de cosas, de objetos de placer, rebajándose pues a mucho más que a una cosa. El ser humano es un ser espíritu-corporal, con una inteligencia y voluntad que le permiten imprimir sentido a su vida y de este modo apropiarse del futuro, de su existencia, que es libre para ser cada vez más santo y perfecto, con la ayuda de Dios. Jamás puede compararse la plenitud de la unión entre dos que a duras penas se conocen, y aquella unión integra e integradora que forman los esposos que se aman como Dios quiere.
-          Entre los cónyuges que han decidido esperar durante el noviazgo, la relación sexual se convierte en encuentro interpersonal, en reencuentro espíritu-corporal, en expresión de su ser y sentir de amor: en contra de aquellos que lo reducen a simple copula vacía de sentido, de valor, de encuentro; que lo reducen a un momento pasajero de placer que después deja vacío y soledad, que deja la sensación de no ser amado de verdad, de haber sido usado por otro egoístamente.
-          Entre los que han esperado, cuando se casan, saben que el encuentro interpersonal es un momento de comunicación interpersonal de lo que les pasa y son, por eso, nunca es igual, nunca hastía: siempre es diferente, siempre expresa algo diferente, e idealmente, un amor cada vez más hermosos, más profundo, más íntimo, más personal, más rico. En contraste de quienes los despersonalizan convirtiéndose en objetos de placer que con el tiempo aburren, cansan, que carecen de sentido trascendente, que no llenan. Se convierten en relaciones en las que cada uno se siente solo y triste en compañía, en que la excitación es solo reflejo a los estímulos, que cada vez estimulan menos; en lugar de convertirse en momento y lugar de encuentro y comunicación intima, interpersonal, en redescubrimiento continuo de cada uno y de su relación que evoluciona, que cambia con el tiempo.
-          Cuando dos jóvenes han esperado por amor a casarse, han descubierto el mundo de la intimidad espiritual compartida, se han descubierto como personas, entre ellos existe pudor, la belleza de valorarse como únicos e irrepetibles, como valiosísimos, cada uno lo vive y los expresa en su forma de comportarse con y frente al otro de forma delicada, podría decirse hasta fina, elegante: De este modo, se alejan de la relación las formas grotescas y burdas en el trato, la vulgaridad, o el mal trato. Pues es muy fácil mal tratar y hasta despreciar a quien no se valora, a quien es desechable, sustituible por cualquiera.
-          Cuando han aprendido a esperar, también aprenden a darle su tiempo al juego amoroso, a la seducción, al coqueteo, a las caricias, a las palabras amorosas, a los besos, a querer que el otro se sienta bien, que logre el placer, que se sienta acogido como persona, como ser humano: esto es muy importante sobre todo para la mujer, a quien toma más tiempo llegar al clímax. En contraste de aquellos encuentros en los que no importa el otro, ni sus  sentimientos, donde no se le quiere de verdad, solo se utiliza como objeto de satisfacción personal.
-          Quienes han esperado pueden hablar de AMOR VERDADERO, de amor incondicional, total, integro, biográfico, generoso, fructífero, etc.: de aquel tipo de amor que llena el corazón y el alma, que da sentido a la existencia, que enriquece a la persona, que produce familias felices, que educa a buenos ciudadanos, etc.
-          Quienes han esperado, saben que Dios es sabio, que tiene un plan de amor semejante al suyo, al amor trinitario, para los esposos que generosamente se entregan entre si y cumplen sus mandatos, Dios los recompensa con gracias abundantes a través del sacramento del matrimonio: que es consecuencia de su pertenencia al cuerpo místico de Cristo por el bautismo, los fortalece, los ama, los eleva a un nivel superior, al grado de convertirlos en imagen del amor de Cristo por su Iglesia. 

¡¡¡Así que a pensarlo bien antes de actuar!!!

Autor: Blanca Mijares

Frente al ambiente en el que vivimos, lo que se ve y se escucha; los adolescentes y jóvenes se preguntan si tener o no relaciones prematrimoniales; e incluso se sienten presionados a tenerlas, en muchos casos, sin que en el fondo sea realmente lo que desean.
Por eso, he querido escribir este artículo, que busca por un lado orientar a estos jóvenes y por otro, a sus padres y educadores para que los puedan ayudar a la hora de tomar esta decisión, que sin duda marcará toda su existencia futura.
Hablar de este tema es hablar sobre la castidad, que es una parte fundamental de la formación integral de todo ser humano, ya que “libera” de verdad a la persona, ya que la ayuda a vivir con más plenitud y de manera más humana su sexualidad, que a su vez, ayuda en la práctica de la vocación universal de todo hombre para el amor: la castidad ofrece grandes ventajas y felicidad a quienes respetan su naturaleza humana sexuada, y además,  les capacita para amar más y mejor.
Todo ser humano ansia se amado y poder amar profunda, desinteresada y totalmente. Todos queremos un proyecto de amor hermoso en nuestras vidas, nadie quiere fracasar en esta área de la existencia, por eso, para poder alcanzarlo es importante comprender la importancia y valor de la espera, hasta el momento del compromiso matrimonial en un proyecto familiar estable.
¿Por qué afirmo esto? Pues porque el objetivo de dar sentido a la vida y de alcanzar la verdadera felicidad no se alcanzan de cualquier modo. Siempre es necesario tomar decisiones bien reflexionadas antes de actuar y sobre todo respecto a la sexualidad. Ahora te explicare porque:
Si consideramos que la salud sexual como la define la Organización Mundial de la Salud (OMS) es “La integración de los elementos somáticos, emocionales, intelectuales y sociales del ser sexual por medios que sean positivamente enriquecedores y que potencien la personalidad, la comunicación y el amor”, sólo desde una perspectiva del ser humano sexuado como un ser portador de una dignidad superior, en la que la sexualidad masculina y femenina son diferentes, pero también iguales, por poseer la misma dignidad de personas, se puede explicar el hecho de que desde sus diferente naturaleza sexuada, se complementen y se entreguen total e irrevocablemente para formar una familia como proyecto biográfico compartido y asumido responsable y libremente.
En contra de los que algunos opinan, lo que observamos en los animales es totalmente distinto a lo hermoso y sublime que puede realizar un varón y una mujer unidos por amor y para amarse mientras vivan de forma comprometida. Es el hecho de quererse uno al otro de este modo total e irrevocable, para formar una unidad creativa y vivirse uno al otro como un mismo ser, una misma carne, lo que trasforma su unión carnal, tras el matrimonio, en mucho más que eso, se convierte en expresión de la unidad que son en cuerpo y espíritu, es decir humana. Esta unidad, a su vez, humaniza la llegada de más seres humanos al mundo, seres que son amados y queridos por lo que son, y no se experimentan como amenazas.
Sólo en el matrimonio podemos ser amados de ese modo en el que todos deseamos ser amados: amados por lo que somos, no por lo que damos, no por lo que tenemos, no por cómo nos vemos o lucimos, no por nuestra salud, sino que, se nos ama al desnudo, mirando a los ojos, descubriendo nuestro espíritu, que ha sido llamado a vivir en el amor eterno. Descubriendo el espíritu de Dios en el otro y dando gracias infinitas a Dios porque existe, tengo la oportunidad maravillosa de hacerlo inmensamente feliz y puedo amarlo a imagen y semejanza de Dios, que nos ama a pesar de todas nuestras infidelidades, defectos y errores.
Cuando un joven y una joven deciden libremente esperar a estar casados:
-          Están actuando no sólo inteligentemente sino con una inteligencia y una voluntad, que les distingue como seres humanos y les aleja del comportamiento instintivo de los animales: los hace cada vez más capaces de amar, de darse y acogerse como seres humanos y después, a sus propios hijos.
-          Cuando estos dos jóvenes ejercitan su voluntad para hacerla más fuerte, aunque cueste trabajo, actúan con un máximo de libertad: pues conociendo el bien con su inteligencia, se adhieren a él porque así lo quieren, y gracias a eso hacen suyas las maravillosas posibilidades de un amor fiel, de presente y de futuro. Y por otro lado, les aleja de esas visiones deterministas que ven a los pobres jóvenes como animalitos que no pueden hacer nada frente a sus instintos.
-          Cuando dos jóvenes deciden esperar cuentan también con toda la riqueza de la cultura para aderezar su relación: pueden salir a cenar, pueden aprender nuevas cosas, pueden salir a eventos culturales, pueden aprender nuevas cosas, pueden practicar deportes, etc. En lugar de comportarse como animalitos, que por cierto no pueden comportarse de otro modo, para aparearse en cualquier momento y en cualquier lugar, perdiendo la oportunidad de enriquecerse mutuamente.
-          Cuando dos jóvenes esperan, aprender a desviar la mirada de ellos mismos para mirar a los demás y descubrir en ellos a Dios: por eso, no sólo se conforman con enriquecerse con la cultura, además, buscan el bien social, se comprometen con los demás seres humanos y con la justicia social, buscan el desarrollo de más personas y humanizan la sociedad.
-          Cuando dos jóvenes deciden esperar están consientes que son sexuados y que la fuerza de la naturaleza es siempre muy fuerte: así que no son ingenuos, no se descuidan y están siempre atentos a las expresiones de cariño que se expresan para no pasar aquellos límites que se han propuesto conjuntamente. Esto no quiere decir que no se gustan, al contrario como se gustan y se gustan mucho, cuidan su relación y se cuidan uno al otro para no caer en situaciones de las que puedan arrepentir después... continuará.


Cuando se está en pareja la vida de ambos miembros cambia definitivamente, porque al compartir la vida los proyectos en común van surgiendo a montones, los planes para el futuro se hacen presentes y se tornan tangibles con el tiempo. Si la relación llega almatrimoniotodo esto se potencia mucho más pero, como bien sabemos, no todo es “color de rosa” cuando de relaciones se trata.


Las discusiones, los conflictos, las peleas, son fantasmas de los que ninguna pareja se escapa, tarde o temprano las diferencias en el temperamento se hacen notar, los descuidos se vuelven en reproches; lo que antes era un cielo se torna un infierno que muchas veces agota y desespera a los amantes, que ya no saben cómo mantener el castillo de naipes que tanto costó levantar, pero que carta a carta se va desplomando…

Terapia de pareja

Para muchas parejas es una solución impensada, generalmente lamujerla propone y el hombre la defenestra, pero pasado este escalón, y si en común acuerdo deciden comenzar este proceso de “sanación” de la relación, los resultados suelen ser muy beneficiosos.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que el psicoanalista no nos dará un manual con los pasos para llevarse bien, ni se pondrá del lado de ninguno en particular, el rol del profesional más precisamente es de “tercero neutral”, capaz de ver desde afuera los problemas y las discordias, de manera fría y objetiva, lógicamente modo del que solo lo puede ver alguien que no este involucrado en la pareja.


En base a esto en psicoanalista podrá hacer valer el pensamiento de cada uno, indagar en sus sentimientos, hacer que ambos se escuchen entre ellos y a si mismos, aprender a comprenderse y a compartir, a darle el valor puntual a cada tema y a fomentar las cosas que los hicieron amarse en un principio. Los motivos para la discordia suelen ser muchos: temas laborales, problemas caseros, carácter, discordias familiares, rencores pasados, etc., todos temas que pueden ser tratados de diferente manera sin llegar a la separación o a vivir en crisis permanentemente, para eso es que el psicoanalista resulta útil, ya que es quien nos da “las armas” ya no para pelear, sino para vivir en armonía.

Modos de trabajar

Cada profesional tiene su propia escuela, así como algunos proponen ciertos consejos para llevar adelante en la vida cotidiana, otros prefieren dejar fluir todas las emociones en los 45 minutos de sesión, de una u otra manera, la semilla seplantaen la cabeza de la pareja en problemas, y seguramente les da en algo en que pensar.

Los resultados se van viendo progresivamente, el principal objetivo es comenzar a escucharse y aceptarse, las cosas no son siempre como a uno le gustan, pero en eso se basa el amor, en ceder cuando es preciso, pero también aprender a pedir lo que se necesita, ya que con respeto y consideración se llega a donde se desee.

Conclusión

Es preciso tener la mente abierta a nuevas propuestas a la hora de solucionar un tema tan importante como la estabilidad en la relación, la ayuda que nos puede brindar un psicoanalista puede ser muy útil solo para mostrarnos un poco que las cosas de a dos son siempre más fáciles, y sacar a relucir lo que debe destacarse por sobre todo: el amor mutuo, el resto es únicamente trabajo de ambos.

Recordemos también que no se debe idealizar, no existe ni la persona ni la relación perfecta, así que es totalmente en vano buscar eso, lo que si existe es la felicidad, y día con día debemos tratar de alcanzarla…
Fuente: http://www.femenino.info
La terapia se hace necesaria cuando una pareja sola no puede resolver los problemas que afectan su convivencia. Las diferencias de opiniones, los hábitos y costumbres individuales que incomodan al otro y la rutina muchas veces hacen que la pareja, en lugar de intentar encontrar una solución, vaya perdiendo cada vez más el diálogo y la comunicación.

De esta manera, los problemas se van dejando de lado y, como una bola de nieve, la relación de pareja se vuelve cada vez más incómoda, tensa y difícil. Cuando ambos cónyuges entran en crisis, o van en su camino, la terapia de pareja puede ser de gran ayuda.

El terapeuta tiene herramientas profesionales que le permiten identificar cómo se comunica una pareja, qué es lo que la une y de qué manera se expresa cada uno para demostrar su afecto. Muchas veces se teme a la terapia de pareja por la creencia errónea de que el profesional está para aconsejar y dar opiniones, pero no funciona exactamente así.

Los objetivos de la terapia son mejorar el diálogo, la forma de enfrentarse a las dificultades y solucionarlas, y cambiar formas de conducta recurrentes que dañan la relación, estableciendo nuevos cimientos mucho más sólidos para renovar el amor y la admiración entre los integrantes de la pareja.

Un problema frecuente es cuando uno de los cónjuges se resiste al tratamiento, pero es importante saber que si uno de los integrantes tiene voluntar de hacer terapia igualmente será beneficioso y podrá tener consecuencias positivas para la pareja.
Fuente: http://www.femenino.info
Trucos para unmatrimoniosaludable. Aunque no exista una fórmula para un casamiento perfecto – cada uno debe encontrar la suya, o al menos intentarlo – sí hay actitudes que debemos adoptar para una unión duradera y apasionada.

Además del gran amor que debe ser la base del matrimonio, no deben faltar grandes dosis de comprensión, confianza y tolerancia con el otro. Lee atentamente los siguientes trucos, que  ayudarán a garantizar la salud de tu casamiento.

Muchos matrimonios fracasan a partir del momento en que uno de los cónjugues (o ambos) deja de cultivar sus propios intereses. Es importantísimo que mantengas tu vida personal, independiente de la de tu esposo. Una persona capaz de hacer sus elecciones es mucho más atractiva a los ojos del otro.

Todos los días son ideales para tener gestos de amor con nuestra pareja; no hay por qué esperar ocasiones especiales. Como diría el refrán, no dejes para mañana la demostración de amor que podrías hacer hoy.

Toma cada día de tumatrimoniocomo si fuese el primero: recuerda que están juntos porque se aman, y juntos deben crecer y realizarse como personas. En los momentos difíciles, ayúdense mutuamente.

Una de las herramientas más importantes para unmatrimoniosaludable es la comunicación. El diálogo es imprescindible para el entendimiento: ni tú ni tu marido tienen por qué adivinar las necesidades del otro.

Capítulo aparte se merece el cuidado personal. Cuando tu esposo te conoció te arreglabas para quedar lo más bella y sensual posible; estar segura de su amor no te autoriza a lucir desprolija.

Debes tener mucha confianza tanto en tu marido como en ti misma: los celos injustificados han arruinado muchos matrimonios, y la inseguridad personal es su fuente. Evalúa siempre tu comportamiento.
Fuente: http://www.femenino.info 
Hay descuidos que se pueden evitar si prestas atención, usas la prudencia y vigilas con cautela. En mi país existe un refrán que suena fuerte pero que dice: “el que tiene finca que la atienda y sino que la venda”. El amor se alimenta de detalles, cuidados y atenciones. Si amas, valoras; si valoras, cuidas y respetas. Por tal razón es importante que pases e inviertas tiempo con tu pareja. Con esa persona a la que le prometiste amor, fidelidad, atención, cuidado y compartir el resto de sus vidas en unidad.

No es solo proveer las cosas que hacen falta en el hogar. No solo es acostarse todas las noches con tu esposo(a). No es tener intimidad por simple rutina cada cierto tiempo. No es tan solo decir “te quiero” o “te amo”, es que hay que tienes que demostrarle a tu pareja ese amor que le profesas con acciones.

Demasiados casos de descuido han sido la antesala del adulterio, las infidelidades y los divorcios. Mujeres que se sienten como un objeto más de la casa. Otras que son rechazadas y rechazados. Hombre que solo sienten que en sus hogares lo ven como el proveedor y nada más. Tantas parejas, ya sean mujeres u hombres que reciben maltrato o abuso físico y verbal. Donde día a día pisotean su dignidad y lo que quisieran es correr, olvidarse de todo, escapar. Esposos que cuando llegan a sus hogares del trabajo, solo escuchan peleas, críticas, quejas y reclamos. Mujeres que después de un día agitado en el trabajo tienen que llegar a hacer todas las tareas del hogar porque el esposo ni sus familias les ayudan.

¡Cuidado con las personas que permites que entren a tu hogar! Ojo con esas personas que dicen ser tus amigas y solo vienen a tratar de robar lo que no les pertenece. Pon atención y alerta al uso que le das a la tecnología que hay en tu hogar. Que muchas veces lo que se trajo para que fuera una bendición, resulta siendo maldición. ¡Cuidado con lo que haces en tu tiempo libre o cuando estás a sola!  El egoísmo nada bueno trae, el tratar de halar la cuerda de un solo lado, puede hacer que se rompa. ¡Amar es entregarse y compartir, no lo quieras todo para ti! No ignores las señales que te están diciendo que tu matrimonio corre grave peligro. ¡Cuidado con las comparaciones y los recuerdos de viejos amores que quieren venir a intervenir en tu presente y futuro! Que a veces, lamentablemente, no se sabe lo que se tiene hasta que se pierde o no hay remedio.

Cuida la viña que solo a ti te pertenece. ¡Es tu responsabilidad! El trabajo, las tareas, la familia, los hijos, los amigos,  los múltiples compromisos, los negocios y viajes, son todos importantes y necesitan de tu tiempo. Pero dale la prioridad que merece tu matrimonio. El tiempo que dediques a tu pareja es saludable, indispensable y vital. Hoy más que nunca el enemigo intenta destruir los matrimonios, pone tentaciones y fuertes pruebas porque sabe que le queda poco tiempo. Él sabe también que si destruye el matrimonio, daña las familias porque los hogares quedan rotos.

Por tal razón, dice otro refrán que “sobre aviso no hay engaño”. ¡Reacciona y no pongas en peligro el tesoro que tanto trabajo te ha costado tener! No dañes la confianza que tú ayuda idónea depositó en ti. No juegues con los sentimientos tuyos ni de nadie. Las infidelidades duelen y quebrantan la confianza. Si ves que en tu matrimonio hay algo que está mal, dialoga y comunícate con tu pareja, no lo pases por alto y mucho menos dejes de hablarlo.

Recuerda también que las cosas materiales son buenas y útiles, pero vienen y van. El amor no se compra, el amor se regala y se recibe. El matrimonio muchas veces tiene que pasar grandes pruebas de fuego. 
¡No te quedes quieta(o), lucha por tu matrimonio porque es preciado!
Fuente: Brendaliz Avilés, Devocionales, Matrimonio



Por: Rebeca Conde de Salgado 


Nuevamente les saludo! Y como lo prometí, es tiempo de lectura, por lo que en esta ocasión les hablaré de la reciente obra publicada por Trillas, titulado “Noviazgos de alto riesgo. Filosofía del amor conyugal”.  La obra es sugerida tanto para el fortalecimiento de los matrimonios, como para los novios, padres de familia, orientadores familiares, académicos y personas que de alguna forma inciden en las leyes de familia, en fin, está dirigida a toda persona que quiera profundizar sobre el tema del amor y matrimonio. Tomando en cuenta lo que los autores dicen en la reflexión inicial del libro: “no es una obra romántica, ni pretende serlo, es un estudio profundo sobre el amor”, abordado desde la experiencia biográfica de la realidad, y desde varios puntos de vista, tanto antropológicos, psicológicos y jurídicos serios.
Los autores son esposos, ambos maestros especializados en el tema de amor, matrimonio y familia, y lo que inició hace 15 años como la elaboración de un curso prematrimonial, fue perfeccionándose hasta el logro de éste libro, que si bien representa horas de estudio y reflexión, sobre todo lleva su experiencia conyugal y familiar de 18 años de casados con 5 hijos. Pero también es fruto de la práctica clínica, de atender y auxiliar a jóvenes por casarse, o esposos que quieren mejorar su relación o están en situación crítica;  me refiero a Luis Lozano Torres y  Blanca Alicia Mijares Sentíes.  Ambos poblanos.

Lo cierto es que el libro aparece en un momento importante para nuestra sociedad, es la respuesta clara y objetiva a tanto escepticismo, relativismo, hedonismo y utilitarismo, cuyo objetivo parece ser la destrucción y banalización del hombre mismo, el matrimonio y la familia, pilar de la sociedad, y por supuesto de los valores que nacen con ellos, como el amor, la sexualidad, fidelidad, exclusividad, entre otros.

Es un libro para estudio, para reflexión, por lo cual demanda tiempo, y a través de sus 288 páginas, va recorriendo los diferentes temas a profundidad, respondiendo preguntas que surgen en torno del amor y felicidad: ¿qué es lo que pasa en nuestros días que pareciera que este amor va caducando, y dejando desgarradas a parejas y familias?, ¿quién o qué es el autor del matrimonio, la ley, el Estado, el cura o quién?, el papel que desempeña la cultura, el significado e importancia de ser hombre o ser mujer y su trascendencia familiar y social, o son simples roles funcionales. Éstas son algunas preguntas que surgen y se responderán.
Parte de 4 principios básicos sobre el amor y el matrimonio: la realidad, objetiva, concreta, compleja, diagnosticable; una antropología adecuada, es decir, el estudio del hombre, según su naturaleza, características, singularidades, abierto a la interdisciplinariedad con las demás ciencias humanísticas, y sobre todo que es un nuevo diálogo de la razón, la ciencia y la experiencia biológica, renovando el iusnaturalismo y el personalismo.
Los temas que aborda son la libertad, la antropología del amor, las etapas del amor, el amor conyugal, centrándose también en los riesgos que implica hoy un noviazgo y que repercuten en la vida matrimonial. Finalmente el tema del matrimonio.

Ciertamente el libro se inició para cursos, mismo que se dan en Puebla, y que están abiertos on-line, pueden consultarlo en: www.alaparmexico.com
Por lo pronto, me despido, seguiremos la próxima semana.
Sus comentarios y sugerencias a: rebeconde4@yahoo.com.mx