Algunos indicadores importantes son los reclamos que surgen de ambas o una de las partes: ¡Ya no nos entendemos!, Parece que vivimos en mundos diferentes!, Al menor roce, explotamos!!!, Creo que tiene otra!!!

Es importante asumir que al formar pareja, literalmente, dos mundos se encuentran y a veces chocan estrepitosamente, si se piensa que cada uno proviene de diferentes familias e historias familiares, y que esto de por sí crea grandes diferencias en la forma de encarar la vida: toda
una “filosofía familiar” en el tema de los valores, educación. Tampoco hay que olvidar las singularidades en personalidad o temperamento, características físicas, inteligencia, hábitos, costumbres y las oportunidades de desarrollo
personal de cada uno.


Para llevar adelante la relación de pareja se vuelve urgente aprender a ser buenos administradores de cuestiones prácticas y bien concretas. O sea, aprender EL ARTE DE COMUNICARSE EFICAZMENTE Y NEGOCIAR

Por ejemplo negociar qué harán juntos y qué harán por separado. Se trata de una simple definición de espacios personales y de espacioscompartidos en donde quedará más claro cuanto dependerán mutuamente y cuan independientes serán el uno del otro.


por ejemplo:

Qué espera cada uno del otro
Qué hace mejor cada uno
Qué piensa cada quien
Cómo serán asumidas las responsabilidades propias
Cómo administrarán la relación con los suegros, con las amistades etc.
Cómo serán los criterios educativos para con los hijos
Cómo administrarán los gastos, las diversiones etc

Este aprendizaje de la vida en común les orientará a preservar la propia individualidad sin invadir, ni obstruir y menos aún, destruir al otro.

Aprender a crecer juntos es un desafío interesante. Ser “uno mismo” pero a la vez respetar la individualidad de la pareja.

La vida en pareja también es una empresa en la que existen tres elementos:
TU, YO, NOSOTROS. Dos personas, tres elementos, cada uno significativo,
cada uno haciendo posible al otro. YO te hago posible a , Tu me haces
posible a mí. TU y YO hacemos posible al NOSOTROS.

Lo que en Terapia de Parejas se trabaja es el vínculo, Cada uno es responsable del 50% de la Empresa matrimonial, y ninguno es “malo”, pero pueden tener puntos de vista opuestos, lo que crea conflicto. Así, encaramos la tarea de tal forma que esas diferencias, en lugar de llevar a pique a la relación, la enriquezcan.

La realización plena del amor inicial de la pareja, dependerá de cómo los dos hagan funcionar el TU-YO- NOSOTROS. Este es un proceso, es el CÓMO de la relación. Este proceso se va formando con las decisiones que ambos toman y la forma de actuar al respecto. Son las cosas que antes hacían solos y que ahora tienen que hacer en común. Cuando las parejas comprenden sus propios procesos, sienten un gran alivio ya que se liberan de una situación confusa y tienen muchas ganas de “volver a empezar” y hacer las cosas bien, conscientemente. Se puede decir que el amor vuelve a florecer

¿Qué beneficios trae para la pareja, el entorno familiar y la misma estabilidad de la pareja?

En esta época de tanto “stress”, confusión e incertidumbre que estamos viviendo,más que nunca se hace importante recuperar el valor de la familia y de la vida en pareja estable, haciendo del hogar un sitio de paz y bienestar. Esto es posible aprendiendo a conocerse mejor, a comunicarse eficazmente y ejercitarse en tolerar y respetar las diferencias.
Bien vale la pena el desafío, pues de mejorar la calidad de vida se trata y un buen clima en el hogar beneficia tanto a la pareja como a los hijos.

Se recomienda no esperar tanto tiempo para iniciar una terapia de pareja debido a que, se corre el peligro de que se acumulen frustraciones y resentimientos inútiles y es mejor cambiar lo antes posible los patrones disfuncionales.
Es muy fácil confundirse. Lo que entendemos por amor con frecuencia tiene más elementos de no-amor que de lo que compone el amor verdadero. Es sorprendente la paradoja: películas, canciones, prensa del corazón y nuestro mismo entorno utilizan hasta el desgaste la palabra amor para denominar todo aquello que es incompatible con el amor.


El apego es un estado emocional de vinculación compulsiva a una cosa o a una persona determinada y está originado por la creencia de que sin eso no se puede ser feliz. Se compone de dos elementos, uno positivo y otro negativo, el elemento positivo es el fogonazo del placer y de la emoción, el estremecimiento que se experimenta cuando se consigue el objeto del deseo. El negativo es la sensación de amenaza y de tensión que lo acompaña. Por su propia naturaleza el apego hace vulnerables a las personas al desorden emocional y desintegra la paz. La semilla del apego sólo puede germinar en la oscuridad de la ignorancia, del engaño y de la ilusión.

El apego es una falsa apariencia del amor y la gran responsable del fin de muchas historias románticas.

En el ámbito de la pareja, el apego es muy dañino porque el mismo ímpetu que aglutina es el responsable de provocar el mayor sufrimiento y el final de la relación. Es fácil dejarse engañar por el apego porque en muchos aspectos superficiales se asemeja al amor de verdad. El sentirse apegado a las personas, objetos o situaciones es parte del condicionamiento de todo ser humano hasta que este empieza a ser consciente de sus necesidades y temores. En el momento que se da cuenta de que lo que creía amor tenía que ver más con su necesidad es posible que esté preparado para pasar del apego al amor.

Pasar del apego al amor.

Estar completamente libre de apego es prácticamente imposible en una pareja. A lo largo de la vida hemos aprendido a tener miedos y hemos llegado a pensar que algo externo a nosotros nos llegaría a proporcionar una seguridad. Así, todos albergamos necesidades que creemos que el amor nos va a cubrir. Pero es importante saber que no existe ninguna sensación de seguridad perdurable si esta depende de factores externos, ya que nunca podremos controlar los cambios imprevisibles de la realidad.

Amar sin temor es algo que forma parte del crecimiento personal y de la certeza de que ya lo tenemos todo dentro de nosotros. Tenemos lo suficiente para ser felices.

El apego surge cuando nos identificamos con esa persona o situación y llegamos a convencernos de que la necesitamos para ser felices. El ego humano llega a planear cualquier cosa con tal de mantener a su objeto de apego dentro de su esfera de influencia y control. En su forma más leve, el apego se manifiesta como atadura, ya que trae consigo la idea de que el objeto de deseo nos aporta algo que no poseemos: felicidad, seguridad, el sentirse amado, cuidado, importante, validado… La pérdida del objeto produce dolor, rabia o depresión.

La diferencia primordial entre apego y amor es el factor libertad. El amor jamás restringe el libre albedrío del otro. Estar apegado crea la falsa creencia de que el amado refuerza nuestra identidad. Miedo y necesidad son las emociones que subyacen al apego. Miedo a estar en el presente, a enfrentar lo desconocido o a perder el objeto del amor.

¿Mi amor es apego?

Para saber si estamos amando de forma apegada habría que hacerse las siguientes preguntas:

* “¿Existe alguna situación o persona de la cual me siento dependiente o estrechamente ligado?”
* “¿Necesito algo de esa persona o situación?”
* “¿Qué haría o sentiría si esta persona quisiera dejarme o si esta situación particular se terminara?”
* “¿Sería capaz de aceptar dejar ir a esa persona o que la situación finalizara? En el caso de la persona, ¿sería capaz de seguir sintiendo amor por la persona que me ha dejado?”

Transformar el apego en amor.

Observarnos a nosotros mismos para darnos cuenta de las ataduras que nos unen a la pareja. La clave para darnos cuenta de eso es la presencia de dolor. Por ejemplo podemos observar cómo reaccionamos, si tenemos expectativas demasiado altas, si ya no tratamos a nuestra pareja como a un amigo respetado. Podemos percibir nuestras motivaciones para decir lo que decimos y advertir si es el miedo el que nos impulsa.

Responsabilizarnos de nuestras decisiones en lugar de sentirnos víctimas. Sentirnos dueños de nuestra propia felicidad. Sentirnos menos “importantes” al focalizar con humildad en nuestro interior en lugar de hacer al compañero objeto de atención y crítica constantes.

Aprender a amar es transformarse en un ser amoroso que transmite amor. El amor no es un bien escaso cuando se transforma en actitud. Tendríamos que sustituir el sustantivo por el verbo y pensar en el amor como acción. De este modo es imposible sentir soledad, ya que el amor hace posible estar unido íntimamente a todo lo que nos rodea, experimentar la verdadera felicidad, y atraer magnéticamente el amor de otros seres que aman de igual modo.
Muchas personas han hecho suya una especie de superstición: “si te casas por la Iglesia, te vas a divorciar pronto”. Como si el recibir la bendición de Dios fuera una especie de mal augurio o “salación”. Pero en realidad nos olvidamos que si algo no funciona en el matrimonio es en buena parte porque nunca funcionó en el noviazgo. O bien, no consideramos que lo que hace que una pareja supere las dificultades o “truene”, no depende solamente de si está casado o no por la Iglesia, sino del esfuerzo y amor que pongan en resolver los problemas.

En realidad, es el amor de pareja y la ayuda mutua lo que Dios “bendice y fortalece” en quienes se casan por la Iglesia. Dios colabora con la pareja de esposos en su esfuerzo por crecer en el amor día a día y resolver las dificultades que se vayan presentando. “A Dios rogando y con el mazo dando” dice la sabiduría popular. Y también: “Con Dios, los problemas siempre tienen una mejor solución”.
Casarse por la Iglesia es como comprar un Seguro a tu automóvil. Me explico.
Si mi carro está asegurado, en caso de choque o robo puedo estar tranquilo de que el ajustador me ayudará a arreglar el problema, y que me veré amparado en las responsabilidades civiles, en daños materiales a terceros y en la reparación de mi propio auto. El Seguro no va a conducir por mí, ni va a eximirme de toda la responsabilidad, pero sí será un tremendo apoyo para enfrentar la situación y poder seguir adelante.

Sólo que para que el “seguro” de mi auto me responda, yo tengo que estar al pendiente de cubrir la prima, de estar al pendiente de su vigencia, de conocer los términos, y muchas veces, de pagar el deducible.

Si yo me caso por la Iglesia sé que Dios y su ayuda extraordinaria (Gracia) estarán para mí siempre disponibles. La Luz para encontrar las palabras adecuadas, la Fortaleza para soportar una situación dolorosa, la Paciencia para entender a mi pareja, la Sabiduría para orientar a mis hijos, la Esperanza para mejorar la situación económica, el Valor para perdonar, la Humildad para pedir perdón.

Esa ayuda extraordinaria de Dios es la “cobertura amparada”, y para que ésta tenga vigencia debo “cubrir la prima” de una relación frecuente con Dios, estar al pendiente de su “vigencia” y no dejar siempre para después la oración, ir a misa o recibir los demás sacramentos. Incluso debo pagar el “deducible” de un verdadero proceso de reconciliación, de un diálogo paciente, de un dejarnos ayudar.

Podemos estar seguros de que no habrá “letras pequeñas” que nos traigan sorpresas desagradables. Siempre estará Dios ofreciéndonos más y más. Nunca sustituirá nuestra responsabilidad de “manejar” bien nuestro matrimonio, ni de seguir las reglas de “tránsito” para una vida de pareja, pero estará allí con nosotros siempre, dándonos seguridad y la ayuda necesaria para crecer, madurar y salir triunfantes.

fuente:encuentrodenovioscelaya.org

Lo primero para tener un matrimonio feliz es intentar definir qué es un matrimonio feliz. Esto es relevante, pues si no tienes claro esto, muy rápido huyes del matrimonio por no cumplir tus expectativas.

Felicidad versus alegría

Muchos se confunden porque creen que ser feliz es lo mismo que estar dichosos y alegres, y hay una diferencia monumental entre estos dos conceptos.

La alegría y la dicha es un estado emocional, usualmente pasajero, que ocurre cuando algo ha llenado de gozo tu corazón, como cuando te regalan algo que has querido hace mucho tiempo, cuando tienes una ganancia monetaria adicional, o cuando pasas un buen tiempo con tu pareja.

La felicidad es una actitud ante la vida. Es un estado mental que te lleva a pensar que la vida tiene siempre un lado positivo, eres capaz de ser optimista, tienes compromiso con tus sueños y vas en dirección de ellos. Además, enfrentas los problemas con actitud positiva.

Como ves, hay diferencia. Algunos creen que es lo mismo. Se casan para ser felices, pero como ven que en el matrimonio no todo es alegría y dicha, cuando estos factores faltan, en vez de trabajar por el matrimonio, salen corriendo.

¿Matrimonio feliz = matrimonio sin problemas?

Esto es otro engaño. ¿Quién dijo que un matrimonio feliz implicaba tener una vida libre de problemas?

Pues no. Los problemas y las circunstancias adversas son parte de la vida. Te acompañarán el resto de tus días. Están allí para hacernos crecer.

El matrimonio está repleto de conflictos, problemas, diferencias y momentos difíciles. Como dije, están allí para hacernos crecer como pareja, no para acabarnos.

Esto también es importante aclararlo, pues cuántas parejas no se separan día a día porque “tienen problemas”. Creen que cuando se casan, ser felices implica no tener problemas. Cuán equivocados están.

Y entonces, ¿qué es un matrimonio feliz?

Ya has visto que un matrimonio feliz no es el que siempre tiene momentos dichosos, ni es un matrimonio libre de conflictos.

Un matrimonio feliz es aquel en el cual ambos miembros crecen en intimidad, con metas y planes juntos, emocionados por sus vidas y por sus proyectos, que saben trabajar en pareja a pesar de las diferencias entre ellos.

Los miembros de un matrimonio feliz tienen actitud positiva ante los problemas de la vida, se apoyan mutuamente en los momentos difíciles, tratan de resolver los conflictos de la manera más madura, teniendo en cuenta el punto de vista del otro.

En un matrimonio feliz reina el diálogo, la comprensión, la compasión, el compromiso y el amor maduro. Siempre viven tranquilos porque tienen un sistema de valores que edifica la relación.

Además, en un matrimonio feliz hay sintonía y conexión entre ambos miembros, hay empatía y transparencia. Ambos crecen uno al lado del otro, compartiendo sueños juntos.

Como puedes ver, el concepto de matrimonio feliz es mucho más de lo que se nos dice habitualmente. Implica mucha madurez y un compromiso sólido con la relación.

Fuente: Guillermo M. matrimonio-feliz.com
Evitar el control, ya que nadie tiene derecho a controlar a otro. No podemos pretender ser dueños de nuestra pareja si queremos entablar una relación saludable.

Adoptar aspiraciones realistas, la persona perfecta no existe y es imposible que una persona real se ajuste a nuestro ideal. La pareja ideal se construye cotidianamente con la comunicación, comprensión, tolerancia. La pareja perfecta puede estar muy cerca de nosotros, pero será imposible descubrirla si nos aferramos a la pareja ideal.

No debemos ser prejuiciosos a la hora de conocer a alguien, ya que muchas veces, las personas son más de lo que aparentan y podríamos encontrar el amor en cualquier lugar.

A la hora de decidirnos por una relación, debemos basarnos en los sentimientos y en la razón, pues no basta uno u otro para tomar una decisión correcta.

No es necesario apresurarnos a amar, ya que el sentimiento toma tiempo en llegar, pues es necesario conocer al otro para que se establezca.

Las personas suelen ser diferentes y esto no es un obstáculo para la relación siempre que existan intereses comunes.

Si la relación requiere de abandonar intereses o principios, estará condenada al fracaso, pues la frustración que esto implica termina por degradar la relación.

La mentira siempre se descubre, por lo tanto, debemos desterrarla de una relación si queremos que dure.

La belleza física no es un elemento imprescindible en una relación, ya que no es eterna, lo que sí importa es la personalidad, pues dura toda la vida.


La coodependencia más común es la de una pareja en la que unos de sus miembros sufre una enfermedad o una adicción, el otro dedica su vida a cuidarle y a ayudarle pero sin dejar que se cure completamente, ya que, lo que da sentido a su vida es sentirse útil y necesitado.

Esto explica que hay personas que tienen un rasgo común en todas sus relaciones, siempre se enamoran de alcohólicos, personas sin trabajo que hay que mantener, personas que necesitan algún tipo de ayuda.

Esto es una lucha en que cada uno ejerce su forma de control del otro asumiendo papeles de víctima o de salvador. Los expertos coinciden en que quien está inmerso en una relación de coodependencia, nunca se da cuenta de ello por sí mismo, corresponde a un tercero desde fuera la responsabilidad de hacerlo evidente.

La coodependencia puede provocar también una serie de síntomas psicosomáticos inespecíficos, dolores de cabeza, desarreglos digestivos menstruales, insomnio o trastornos psicológicos o enfermedades como la depresión, la obesidad, la bulimia. Los primeros síntomas de alarma serían no estar a gusto, no sentirse feliz, no querer llegar a casa, no sentir deseo. Ante esto siempre cabe preguntarse a uno mismo que me pasa.

El temor de comprometerse:

El miedo a la intimidad, al compromiso, a la dependencia amorosa que hoy día se da con mucha frecuencia es también un tipo de relación dependiente. Hay muchas personas que cuando les surge el deseo, la atracción por alguien o se enamoran les aparece automáticamente el miedo a la dependencia, al compromiso. Suelen darse estas situaciones en personas con experiencias anteriores dolorosas y frustradas o en personas con padres separados.


fuente: publiboda
Porque internamente tenemos una programación que nos conduce a elegir personas difíciles, no estamos preparados para ser felices y gozar del amor. Además el peor motivo para buscar pareja es por estar solos, si nos desesperamos elegiremos lo peor. Cuando tenemos demasiada hambre comemos cualquier cosa, no elegimos. Si estamos hambrientos emocionalmente hacemos igual, y en cuanto a pareja hay que seleccionar sin apuro.

Soluciones:

1.- “Esto es lo que quiero para mi”? También es bueno habituarse a poner la atención en las virtudes del otro y no en los defectos, pues en lo que ponemos pensamiento y atención se reproduce (si creo y pienso que mi pareja es infiel, crearé las condiciones para eso).
2.- Hablar con parejas amigas que sean felices y preguntarles como lo lograron. Ellas tienen una información que tu ignoras, busca conocerla. Nuestro ego nos invita a envidiar, porque maneja un concepto estrecho de escasez, hay que hacer caso al espíritu, quien sabe que hay amor para todos, entonces intentemos y copiemos, no envidiemos.

3.- Trabaja contigo mismo. La principal fuente de frustración al nivel de pareja es querer cambiar al otro, olvídate del otro. Comienza a buscar todo lo que puedas hacer para ayudarte, sanar las heridas de tu niño interior y alimentar bien tu mente subconsciente, pues ella siempre ejecuta lo que lleva dentro.
Si tienes pareja y las cosas no van bien, haz lo mismo, pues al tu mejorarte mejora el otro. Ahora, si hay muchas cosas que te molestan del otro, inconscientemente te estás diciendo que es la persona errónea y quieres cambiarla. El trabajo personal te dará dos alternativas:

a). Si la persona con la que estás es quien mereces, comenzará a darte el amor que esperas.

b). Si no es la que te conviene, se irá y vendrá otra como la que quieres. Si la incomodidad es muy grande, no duermes, estás sufriendo, perdiste el apetito, estás preocupado, sal cuanto antes de allí, Haz caso, después vienen cosas peores: enfer-medades graves, grandes conflictos, violencia. Cuesta, es muy difícil, el cuerpo emocional siente un gran vacío, pero hay que abandonar la relación, parece broma pero pueden caer en el estado que escribe la canción de Shakira: sorda, ciega, loca, muda... y además la parte psicológica no tiene cirugía que la repare una vez se pierde la salud.

Un lema para todos: UNA RELACIÓN DE PAREJA ES SIEMPRE PARA ESTAR MEJOR. Una buena relación es un contrato entre dos, donde ambos hacen lo que está a su alcance para hacerse mejor la vida. Si no, no hay relación, pues tener pareja no es para competir, cambiar al otro o descargar las neurosis que padecemos.

Renuncia a sufrir, decrétalo, grítalo, escríbelo, comprométete contigo mismo a respetarte y darte amor. Primero renuncia a lo que no quieres, luego elige y afirma lo que deseas para ti. Ámate a ti mismo, no vivas la fantasía de creer que si llega alguien que te ame todo se resolverá.

Si tu generas amor, atraerás amor; el gran secreto de oro para vivir una gran relación es amarse a uno mismo, no te sacrifiques por nadie, pues te desequilibrarás, siempre tú en primer plano.

Pide a Dios que te ayude a encontrar el plan que El tiene para tu vida, pues no estamos llamados a vivir desdichados, sino a vivir en Amor y desde el Amor, pues venimos de un Dios que es todo Amor. OLVIDA Y PERDONA, lo que te tocó vivir tenía un sentido aunque no lo comprendas.

No existen relaciones afectivas perfectas, las relaciones humanas, más la de pareja, son una herramienta muy valiosa y fuerte de evolución; siempre vamos a compartir con personas que nos dan la posibilidad de aprender algo y crecer. De nosotros dependerá elegir entre maestros “cariñosos o violentos”.

Si ya tienes pareja y las cosas van mal, recuerda: “TIENE SENTIDO” que esa persona esté en tu vida, ¡hay algo que debes aprender! Para empezar distingue si es amor, pues nos enseñaron a ponerle ese título a situaciones conflictivas y neuróticas causantes de dolor, frustración y resentimiento.

NADIE SUFRE POR AMOR

Es absolutamente imposible sufrir por amor, se sufre por carencias y heridas emocionales de la infancia. Muchos creen que están viviendo “el amor de su vida” porque se sacrifican y dejan de lado sus vidas. El amor es vitamina F = Felicidad; es estímulo, estar bien, entusiastas, progresar, ser creativos, vivir en paz. Decir que se sufre por amor es una contradicción total, no se sufre por ser feliz. Si estás en una relación y no te dan el amor que quieres, debes comenzar a buscar una solución, pero no en el otro, sino dentro de ti.

TU PAREJA ES TU REFLEJO

Si tu consorte es una linda y exitosa persona te encanta saber esto, pero si es infiel y fría, no te gusta la idea. Pues es cierto, tu pareja refleja un estado interno tuyo que no manejas a escala consciente. Le echamos la culpa al otro y queremos que cambie, nos aliviamos pensando que tiene más defectos que nosotros y “tapamos” el verdadero problema: un nivel bajo de autoestima, y no te das el amor que requieres tu mismo. Lo positivo es saber que el poder y la solución están en tus manos: para tener pareja y ser feliz tienes que trabajar contigo mismo, ¡que suerte! no hay que esforzarse para que el otro cambie!!!

EL REFLEJO NO ES LITERAL

No queremos decir que tú haces lo mismo que tu pareja, sino que su inadecuado comportamiento de infidelidad, maltrato, indiferencia, etc. Reflejan algo que tu cuerpo emocional cree; inconscientemente pensamos que merecemos lo inaceptable, desviamos la atención en “lo malo” que es el otro y mantenemos la neurosis. Caemos en estas situaciones repitiendo con sus particularidades los modelos de papá y mamá.

CONDICIONES OBLIGATORIAS PARA QUE HAYA PAREJA:

La primera, es la química, tiene que haber algo en el otro que te atraiga. La segunda, es la compatibilidad: debe haber como mínimo un 60% de elementos compatibles, y tercero, compromiso: ambos han de decidir conscientemente el compartir sus vidas para estar mejor, si hay presión y uno está detrás del otro insistiendo, no hay pareja!!, esa es una señal muy clara. Recordemos que la relación de pareja es el amor del uno por el otro, no la absorción del uno por el otro. No lo olvides, quien no está preparado para el compromiso eres tú, y el otro es tu reflejo. Señores, las parejas que nos maltratan y humillan nos están haciendo el favor de recordarnos que tenemos un montón de heridas internas, tu busca como mejorar, agradéceles y déjalos partir. El ego nos hace creer que aguantamos por amor, y no es cierto, soportar, luchar, permitir lo insoportable, sentir persecución, aguantar maltratos, no es amor.



Por Diana Gomez laprensa-sandiego.org