Antes él traía flores, decía “te quiero” y vivía pendiente de los deseos de ella. Ella, por su parte, pasaba horas delante del espejo antes de cada encuentro, soñaba noche y día con él y lo creía un superhombre. Mujeres y varones viven soñando con el amor esos primeros tiempos. ¿Se puede querer así toda la vida?

Amar y ser amado o amada no es algo sencillo. A lo largo de la historia amorosa de una pareja, indudablemente las cosas van cambiando. La forma de expresar y vivir ese amor también. El enamoramiento, la pasión de los primeros momentos, parece transformarse en un amor sereno que muchos y muchas no soportan y hace que terminen cada uno por su lado.

Cualquiera desearía en ciertas ocasiones de la vida en pareja, volver al pasado, o vivir en el presente de la misma forma que aquellas primeras veces. Volver a sentir la emoción del encuentro, el latido más fuerte del corazón al verlo o al verla, desempolvando viejas sensaciones.

Piense en el hoy, ¿No le gustaría volver a sentir que está perdidamente enamorado o enamorada? Cualquiera sea su edad ¿no cree que sea una pasión intensa, devoradora, que vale la pena de ser vivida?

Intente un ejercicio íntimo que la mayoría de las veces resulta sumamente placentero:
deje volar su fantasía. Cierre los ojos y piense que un ser al que usted no conoce pero que siente un gran amor por usted le envía cartas apasionadas. Permita que vuelvan a correr por sus venas, por todo su cuerpo ese calor enardecido por el amor, como en los viejos tiempos.

Y, ayudada por este ejercicio mire a su costado: allí está la persona que le hizo sentir todas esas cosas y por la cual palpitó hasta el ahogo. Pues entonces, piense que el potencial está y que vale la pena intentar revivir lo que se ha dormido, producto de la rutina, los problemas cotidianos, causa de una comodidad, que ya pudo comprobar que no le hace feliz.

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