A largo plazo, el divorcio también podría tener consecuencias sobre los logros socioeconómicos de los hijos. Aunque la mayoría de hijos de parejas divorciadas no abandonan la educación secundaria ni sufren desempleo inmediato, las estadísticas revelan que, como adultos, suelen ostentar un menor estatus profesional y sueldos más bajos, lo que conduce unos niveles más altos de desempleo y, por ello, a una mayor precariedad económica. Igualmente, los hijos de divorciados tienen menos tendencia a ir a la universidad, a titularse en carreras de ciclo superior y a hacerlo en universidades de elite (en el estudio se aplicaron controles para corregir posibles sesgos de orígen familiar de los individuos o de sus logros académicos y extraescolares).

Extraido de: El matrimonio importa. Veintiséis conclusiones de las ciencias sociales.

                   Social Trends Institute Nueva York-Barcelona

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