Una elevada fragmentación familiar incrementa el riesgo de suicidio, tanto entre adultos como entre adolescentes. Los hombres y mujeres divorciados tienen dos veces más tendencia a intentar suicidarse que los casados. Aunque el suicidio es menos común entre las mujeres, el matrimonio reduce aún más el riesgo, de manera que las mujeres casadas presentan una tendencia sustancialmente inferior que las divorciadas, viudas o solteras.
Durante el último medio siglo, las incidencias de suicidio entre adolescentes y jóvenes adultos se han triplicado. “La variable más importante y explicativa —apunta nuevo estudio—es el incremento de jóvenes que viven con un padre o una madre divorciados.”
Según apuntan los investigadores, este factor podría explicar “hasta dos tercios del incremento de los suicidios juveniles”.

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