Las pruebas que vinculan la salud del matrimonio con el bienestar de los hijos son claras. Durante las dos últimas décadas, ha surgido un gran número de investigaciones científico-sociales que indican que los niños obtienen mejores resultados si son educados por sus madres y padres dentro del matrimonio. Un informe reciente de Child Trends,un órgano de investigación imparcial, resume así el nuevo consenso académico sobre el matrimonio: «Las investigaciones demuestran que la estructura familiar es importante para los niños,  y que la estructura familiar que más ayuda a los niños es una familia dirigida por sus dos padres biológicos en un matrimonio sin muchos altibajos». Otros estudios recientes sobre el matrimonio y el bienestar de los niños, presentados por la Brookings Institution, la Woodrow Wilson School of Public e International Affairs de la Princeton University, el Center for Law and Social Policy y el Institute for American Values, han llegado a conclusiones similares.
El matrimonio es importante para los niños en muchos sentidos. Nos centraremos en las consecuencias educacionales, psicológicas, sexuales y de comportamiento para los niños y la estructura familiar, empezando por la educación. Los niños educados en hogares formados por un matrimonio tienen más posibilidades de realizar actividades relacionadas con la lectura y la escritura (por ejemplo, que un adulto les lea o les enseñe las letras) mientras van a preescolar, y tener unas notas más altas en comprensión lectora cuando están en cuarto curso. Los niños en edad escolar tienen menos del 30% de probabilidades, aproximadamente, de faltar a una clase, llegar tarde o no ir a la escuela. El efecto acumulativo de la estructura familiar sobre el rendimiento escolar de los niños es más evidente en los índices de graduados de enseñanza secundaria. Los niños que han crecido en familias cuyos padres están casados tienen el doble de probabilidades de graduarse en el colegio, en comparación con los niños de familia monoparental o que conviven con un padrastro o madrastra.
Un estudio ha puesto de manifiesto que el 37% de los hijos que han nacido fuera del matrimonio y el 31% de hijos de padres divorciados dejaron el colegio, en comparación con el 13% de los hijos de familias compuestas por los padres biológicos casados.

El matrimonio también favorece la salud emocional del niño. Los hijos de parejas casadas y estables tienen menos probabilidades de padecer depresión o ansiedad, de consumir alcohol o drogas y pensar en suicidarse, en comparación con los hijos de parejas divorciadas.
Un reciente estudio sobre toda la población infantil sueca descubrió que los niños y niñas suecos que viven en familias formadas por un matrimonio tienen el 50% menos de probabilidades de intentar suicidarse, consumir alcohol y drogas, y padecer otras enfermedades psiquiátricas graves que los niños que han crecido en hogares monoparentales.
Una encuesta realizada por estudios norteamericanos sobre el bienestar de los niños descubrió que la estructura familiar era más importante que la pobreza al determinar el comportamiento y psicología de los niños. En general, los hijos que han crecido con sus propios padres y madres, están más preparados para afrontar el mundo con esperanza, confianza y dominio de sí mismos, que los que pertenecen a una familia desestructurada.
El matrimonio es también importante para vincular a los niños con sus padres biológicos y obtener una base sólida de identidad familiar.
Una investigación llevada a cabo por un psiquiatra de Yale,Kyle Pruett, sugiere que los niños concebidos por tecnologías de reproducción asistida (TRA) y que han crecido sin padres, no han satisfecho “la falta de la presencia de un padre”. El autor compara los estudios publicados sobre el divorcio y la familia monoparental. El trabajo de Pruett también sugiere que los niños concebidos por TRA sin haber conocido a
sus padres, se hacen preguntas profundas e inquietantes sobre sus orígenes biológicos. Estos niños no conocen a sus padres o a sus familiares paternos, y no les gusta vivir en una especie de limbo biológico y paternal. En comparación, los niños que han crecido con sus padres biológicos casados tienen más probabilidades de tener un sentido sólido de sus propios orígenes biológicos y de su identidad familiar.
La estructura de la familia, en particular la presencia del padre biológico, es un factor clave que influye en el desarrollo, la actividad
y el bienestar sexual de las mujeres jóvenes. Las adolescentes que crecen con una madre soltera o un padrastro tienen más probabilidades de tener la primera menstruación y desarrollarse sexualmente antes, si las comparamos con las que han crecido en hogares con sus propios padres unidos en matrimonio. Como consecuencia, las adolescentes que han crecido en familias monoparentales o con un padrastro o una madrastra tienen más probabilidades de quedarse embarazadas en la adolescencia y tener un hijo fuera del matrimonio... Continuará.

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