Autor: Blanca Mijares

Frente al ambiente en el que vivimos, lo que se ve y se escucha; los adolescentes y jóvenes se preguntan si tener o no relaciones prematrimoniales; e incluso se sienten presionados a tenerlas, en muchos casos, sin que en el fondo sea realmente lo que desean.
Por eso, he querido escribir este artículo, que busca por un lado orientar a estos jóvenes y por otro, a sus padres y educadores para que los puedan ayudar a la hora de tomar esta decisión, que sin duda marcará toda su existencia futura.
Hablar de este tema es hablar sobre la castidad, que es una parte fundamental de la formación integral de todo ser humano, ya que “libera” de verdad a la persona, ya que la ayuda a vivir con más plenitud y de manera más humana su sexualidad, que a su vez, ayuda en la práctica de la vocación universal de todo hombre para el amor: la castidad ofrece grandes ventajas y felicidad a quienes respetan su naturaleza humana sexuada, y además,  les capacita para amar más y mejor.
Todo ser humano ansia se amado y poder amar profunda, desinteresada y totalmente. Todos queremos un proyecto de amor hermoso en nuestras vidas, nadie quiere fracasar en esta área de la existencia, por eso, para poder alcanzarlo es importante comprender la importancia y valor de la espera, hasta el momento del compromiso matrimonial en un proyecto familiar estable.
¿Por qué afirmo esto? Pues porque el objetivo de dar sentido a la vida y de alcanzar la verdadera felicidad no se alcanzan de cualquier modo. Siempre es necesario tomar decisiones bien reflexionadas antes de actuar y sobre todo respecto a la sexualidad. Ahora te explicare porque:
Si consideramos que la salud sexual como la define la Organización Mundial de la Salud (OMS) es “La integración de los elementos somáticos, emocionales, intelectuales y sociales del ser sexual por medios que sean positivamente enriquecedores y que potencien la personalidad, la comunicación y el amor”, sólo desde una perspectiva del ser humano sexuado como un ser portador de una dignidad superior, en la que la sexualidad masculina y femenina son diferentes, pero también iguales, por poseer la misma dignidad de personas, se puede explicar el hecho de que desde sus diferente naturaleza sexuada, se complementen y se entreguen total e irrevocablemente para formar una familia como proyecto biográfico compartido y asumido responsable y libremente.
En contra de los que algunos opinan, lo que observamos en los animales es totalmente distinto a lo hermoso y sublime que puede realizar un varón y una mujer unidos por amor y para amarse mientras vivan de forma comprometida. Es el hecho de quererse uno al otro de este modo total e irrevocable, para formar una unidad creativa y vivirse uno al otro como un mismo ser, una misma carne, lo que trasforma su unión carnal, tras el matrimonio, en mucho más que eso, se convierte en expresión de la unidad que son en cuerpo y espíritu, es decir humana. Esta unidad, a su vez, humaniza la llegada de más seres humanos al mundo, seres que son amados y queridos por lo que son, y no se experimentan como amenazas.
Sólo en el matrimonio podemos ser amados de ese modo en el que todos deseamos ser amados: amados por lo que somos, no por lo que damos, no por lo que tenemos, no por cómo nos vemos o lucimos, no por nuestra salud, sino que, se nos ama al desnudo, mirando a los ojos, descubriendo nuestro espíritu, que ha sido llamado a vivir en el amor eterno. Descubriendo el espíritu de Dios en el otro y dando gracias infinitas a Dios porque existe, tengo la oportunidad maravillosa de hacerlo inmensamente feliz y puedo amarlo a imagen y semejanza de Dios, que nos ama a pesar de todas nuestras infidelidades, defectos y errores.
Cuando un joven y una joven deciden libremente esperar a estar casados:
-          Están actuando no sólo inteligentemente sino con una inteligencia y una voluntad, que les distingue como seres humanos y les aleja del comportamiento instintivo de los animales: los hace cada vez más capaces de amar, de darse y acogerse como seres humanos y después, a sus propios hijos.
-          Cuando estos dos jóvenes ejercitan su voluntad para hacerla más fuerte, aunque cueste trabajo, actúan con un máximo de libertad: pues conociendo el bien con su inteligencia, se adhieren a él porque así lo quieren, y gracias a eso hacen suyas las maravillosas posibilidades de un amor fiel, de presente y de futuro. Y por otro lado, les aleja de esas visiones deterministas que ven a los pobres jóvenes como animalitos que no pueden hacer nada frente a sus instintos.
-          Cuando dos jóvenes deciden esperar cuentan también con toda la riqueza de la cultura para aderezar su relación: pueden salir a cenar, pueden aprender nuevas cosas, pueden salir a eventos culturales, pueden aprender nuevas cosas, pueden practicar deportes, etc. En lugar de comportarse como animalitos, que por cierto no pueden comportarse de otro modo, para aparearse en cualquier momento y en cualquier lugar, perdiendo la oportunidad de enriquecerse mutuamente.
-          Cuando dos jóvenes esperan, aprender a desviar la mirada de ellos mismos para mirar a los demás y descubrir en ellos a Dios: por eso, no sólo se conforman con enriquecerse con la cultura, además, buscan el bien social, se comprometen con los demás seres humanos y con la justicia social, buscan el desarrollo de más personas y humanizan la sociedad.
-          Cuando dos jóvenes deciden esperar están consientes que son sexuados y que la fuerza de la naturaleza es siempre muy fuerte: así que no son ingenuos, no se descuidan y están siempre atentos a las expresiones de cariño que se expresan para no pasar aquellos límites que se han propuesto conjuntamente. Esto no quiere decir que no se gustan, al contrario como se gustan y se gustan mucho, cuidan su relación y se cuidan uno al otro para no caer en situaciones de las que puedan arrepentir después... continuará.


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