






Generalmente escuchamos decir que se trata solo de encontrar la media naranja, como si hubiera algún ser en el mundo destinado único y exclusivo. Suena muy romántico, pero no se trata de eso…
Si realmente existiera alguien que encaje perfectamente con tu modo de ser, entonces, sin duda, el único dilema sería encontrarlo. Sin embargo, por mucho que busquemos, las “medias naranjas” no existen.
Afortunadamente, porque de lo contrario no sabríamos como interpretar las numerosas diferencias que surgen entre las “naranjas”. Esto no quiere decir que no haya personalidades más afines que otras, de hecho, uno de los motivos por los que una relación evoluciona es el entendimiento mutuo. Sin embargo, lo mas cierto de todo es que la relación matrimonial necesita de un ejercicio constante para hacernos compatibles.
Embarcados en un proyecto de por vida, se necesita tener las metas bien claras. Cuando lo que buscamos es lo mismo, cuando el acuerdo es la mejor opción de convivencia, entonces la mejor salida ante un conflicto será trascender los matices del día a día y lograr la armonía.
Este nuevo destino pautado en común, requiere esfuerzos compartidos. Nada de reacciones extremas, declaraciones drásticas, ni posturas implacables. Después de todo, estamos del mismo lado de la trinchera, y el vacío se siente más hondo si empezamos a tenerlo cerca. Lo peor que podemos hacer con un problema entonces, es plantearlo mal y seguir con el problema… pero solos.
No resulta facil encontrar el equilibrio. La mayoria de las veces solo queremos lanzarnos a la discordia con todo el arsenal de reproches, lo cual termina amplificando más aún el estado del conflicto.
Sin duda, la mejor de las formulas es hacernos compatibles en lo que nos separa. Porque no existen personas hechas a la medida de la otra, sino personas que van delineándose en el andar para ir logrando la coexistencia.
Parece mentira, pero hasta los detalles mas absurdos pueden desembocar en peleas de lo mas profundas, y hasta los detalles mas pequeños pueden ordenarse en funcion del otro. A modo de ejemplo, para una persona puntual, el hecho de tener que esperar al otro refleja una inconmesurable desatención de su parte. Entonces, empezar a manejarnos con esta premisa, puede ahorrarnos mas de un enfrentamiento. En definitiva, seguimos buscando la manera de compaginar.
Este constante ejercicio de conciliación hace posible que dos personas declaradas a sí mismas agua y aceite puedan entenderse de lo más bien. Cada uno conoce sus defectos y las consecuencias de los mismos en su pareja, y está en cada uno, optar por una actitud caprichosa y poco inteligente, o preferir vivir en armonía con la persona que elegimos para pasar el resto de nuestras vidas.
Conciliar no es más que acordar, y para acordar muchas veces hay que conceder, y con cada concesión se gana un premio que se comparte: un día más de felicidad matrimonial.


¿Podemos amar sin estar enamorados?
Qué es lo que sucede cuando se deja de sentir esas mariposas en la panza; pero, aún sigues teniendo sentimientos hacia esa persona, todo es igual que antes, salvo esas mariposas que se fueron, tal vez, de paseo. ¿Qué debemos hacer frente a esta situación?

Creo que el amor es más fuerte que nada, la aceptación del otro como nuestro compañero, la comprensión, el cariño, la búsqueda de su bienestar, es una suma de cosas que no van a depender de la ilusión que se pueda sentir al principio de la relación, que es pasajera y que puede volver cada vez que ambos lo quieran.
¿Cómo hacer para que esa ilusión regrese? Pues empezando nuevamente. Se debe compartir actividades que compartían al principio de la relación, como cocinar, ir a bailar, entregarse algunos detallitos; pues, a veces ocurre que con el paso del tiempo se empieza a perder la magia, y entra a tallar el stress del trabajo, los problemas económicos, y si tienen hijos, pues ellos son nuestra prioridad.
Es por eso necesario que vuelvan a darse un tiempito para pasarlo juntos, y sí, yo creo que sí se puede amar sin estar enamorados; pero es necesario que recuperen ese enamoramiento, si es que así lo quieren, que salgan con sus redes y atrapen a esas mariposas y que no se vuelvan a escapar.