Cuando Dios nos ordena amarnos los unos a los otros, nos muestra que el amor no es un sentimiento imposible de controlar. Él jamás nos diría que hiciéramos algo que no podemos hacer.
El amor es una opción que se basa en los pensamientos y las conductas que podemos controlar. Cuando nos decidimos a atesorar a nuestro cónyuge, llenamos nuestra mente con pensamientos positivos. Nuestra conducta es también positiva y se concentra en ayudar y proteger. Hay maneras específicas en que podemos hacer que nuestros pensamientos y nuestra conducta se mantengan enamorados.
El arte de atesorar a nuestro cónyuge
¿Han atesorado alguna vez un objeto? ¿Un trofeo, un premio, un automóvil o una casa? ¿Cómo tratamos a los objetos valiosos? ¿Los tiramos en un armario y nos olvidamos de ellos? Por supuesto que no. Por lo general, los exhibimos en un lugar de honor y los mantenemos bien cuidados. Pensamos en ellos a menudo y les hablamos sobre ellos a los demás cuando podemos.
Me acuerdo cuando, después de seis meses de búsqueda, finalmente encontramos la casa perfecta. Fue como encontrar un tesoro escondido. Durante las siguientes semanas, de lo único que podía hablar era de la casa. Me pasaba horas y horas pensando en cómo iba a decorarla. Cuando por fin la compramos, ¡me pasé realmente horas y horas decorándola! Mientras vivimos allí, continué sintiéndome orgullosa de mi casa y me encantaba mostrársela a mis amigos y a mis familiares.
Estoy segura de que la mayoría de ustedes pueden relacionarse con algún objeto en su vida que haya tenido un lugar de honor en su corazón. Quizás sea el automóvil que habían deseado durante tanto tiempo, y que ahora lavan todos los días; o aquella medalla que ponen a la vista con tanto orgullo; o ese gran pez trofeo que tienen montado sobre la pared para alardear de su logro. ¿Por qué tan a menudo nos ocupamos mejor de nuestros bienes materiales que de nuestro cónyuge?
MatrimonioPor desgracia, tengo que admitir que hay veces que me ocupo mejor de mi casa que de mi marido. Quizás sea porque se nos enseña cómo limpiar la casa, lavar el coche o cuidar de nuestras cosas, pero a menudo no se nos enseña cómo atesorar a la gente. Solo cuando aprendamos verdaderamente a atesorar a nuestro cónyuge por encima de todo lo demás –excepto nuestra relación con Dios– comenzará nuestro matrimonio a sanarse, crecer y florecer.
Cómo atesorar a nuestro cónyuge
¿Qué significa atesorar algo? Sencillamente significa percibir ese objeto como algo de gran valor para nosotros: algo que hemos soñado, por lo que nos esforzamos y que hemos, finalmente, recibido. Un regalo que no tiene precio. Un tesoro. Algo por lo cual estamos agradecidos y que siempre valoraremos. Algo que cuidamos, protegemos y mimamos. Obviamente, tendríamos que tratar a nuestro cónyuge mejor que a cualquier bien material.
¿Pero sabemos acaso cómo hacerlo? Nosotros cuidamos nuestro automóvil, nuestra casa, nuestro barco, o nuestros preciosos trofeos o medallas. Pero poseemos un don mucho más valioso, al cual no le damos demasiada importancia: nuestro esposo o esposa.
¿Han entrado alguna vez en la casa de alguien, o han ido a una feria americana y han visto una mesa antigua o una tarjeta de béisbol de edición limitada, o algún otro objeto de colección que se venden por prácticamente nada? Quizás esté cubierta de polvo, con la pintura dañada y rayada, golpeada y gastada. Miramos ese valioso objeto y pensamos: “Esta gente no debe tener idea de lo que tienen o no lo estarían tratando así”.
Descubra los tesoros del matrimonioPienso que eso es lo que ocurre frecuentemente con nuestro cónyuge. Nos olvidamos de su valor. No parecemos estar conscientes de su verdadero valor. ¡Necesitamos aprender lo que significa atesorar verdaderamente a nuestro cónyuge y comenzar a aplicar estos conocimientos prácticos de inmediato!
Tomado del libro: Descubra los tesoros del matrimonio de Editorial Patmos
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