Los enamorados sueñan juntos el futuro. Es ésta una dimensión esencial. Inventan y planean la vida juntos. Diseñan la casa en que van a vivir: la morada común simboliza la necesidad de permanecer juntos Proyectan los hijos que van a tener: esas pruebas tangibles del amor y la obra común.
Diseñan, sobre todo, un camino de singularidad, un proyecto de vida. Van a ser un matrimonio original, único. No se van a parecer a otras parejas conocidas que no muestran entusiasmo el uno por el otro. A ellos no les va a pasar lo que ven a otros matrimonios. Los roles no les van a marcar y separar. No se van a aburrir. ¿Cómo se pueden aburrir estando al lado de la persona que tan feliz les hace sentir? No se van a enfadar; y, si llegan a enfadarse, la reconciliación será inmediata. Y la alegría mayor: no se van a ver sumidos en largos silencios ni se va a aislar cada uno en su mundo. Esperan el día en que no tengan que separarse al llegar una hora de la noche para dejarla a ella a la puerta de su casa. Podrán estar juntos para siempre. Y solos.
Fuente: http://bit.ly/1qbZGOc
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