Dentro de las caras más finas del amor, sin duda, está la amistad, y de ella la ternura es el más fino de los matices, y de éste último, nos aventuramos a decir que la manifestación suprema es el detalle.
¿Qué mejor manera de amar y demostrar ese amor que adentrándonos en modos y maneras, en momentos y segundos, en actos y actitudes impregnadas de detalle, de delicadeza, de atención?
Si amar es buscar el bien del amado, ¿qué mejor manera de buscar su plenitud que descendiendo a lo sencillo del detalle en cada palabra, en cada instante, en cada frase, en cada soplo que se reviste de eternidad?
A todos, principalmente a quienes amamos y a quienes nos sentimos amados, nos gustan los detalles, esas pinceladas que nos hacen sentir únicos, valiosos, especiales. ¡Los detalles, lo sencillo que envuelve lo grande, sublimes expresiones de amor! Amar con detalles es confesar que pienso en el amado, es gritar que quiero hacerle la vida bonita, es cantar que quiero ser parte de la sinfonía de su propia existencia.
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