En una época de nupcias, hay una pregunta que atormenta secretamente a
más de un invitado a la boda: “¿Esta pareja se mantendrá junta?” Los
amigos y familiares, inevitablemente, miran el noviazgo de la pareja
como una plantilla para el matrimonio en sí. Después de todo, creemos
que, si pelean por limpiar un apartamento del tamaño de una caja de
zapatos, las tensiones sin duda aumentarán cuando se esté tratando con
tres hijos y una cerca blanca.
¿Tales juicios son justificados? Sí, de acuerdo con Ted Huston, Ph.D.,
profesor de psicología y ecología humana en la Universidad de Texas en
Austin. Huston cree que se puede aprender mucho acerca de la viabilidad
de la pareja desde el tempo de su noviazgo y los sentimientos que tenían
mientras estaban saliendo.
Huston encontró que los hombres que se sienten inseguros acerca de la
relación cuando son parte de una pareja, no se comprometen con el
matrimonio, lo que produce un noviazgo y matrimonio dificultoso. Pero
cuando las mujeres levantan sospechas similares, este tiene un efecto
tardío: Los problemas por lo general salen a la superficie después de la
luna de miel para causar estragos en la unión matrimonial.
Huston piensa que esto es debido a que “las mujeres suelen estar más
interesadas en casarse que los hombres, por lo que van a procesar sus
preocupaciones por más tiempo, pero no quieren hacer nada para romper el
noviazgo”. La colega de Huston, Cathy Surra, Ph.D., distingue entre
noviazgos “impulsados por un evento” e “impulsados por una relación”.
Una relación que se intensifica sobre la base de factores externos que
poco tienen que ver con el verdadero nivel de la pareja en la intimidad –
como vivir juntos para ahorrar en el alquiler – puede ser caracterizada
como orientada a eventos. Surra encontró que las parejas en tales
uniones informan más conflictos y una mayor incertidumbre acerca de la
relación. Aunque es demasiado pronto para decir si las parejas por
eventos, en el estudio de Surra, están más dispuestas a terminar la
relación.
¿Qué hay acerca de la duración del noviazgo y su efecto sobre el matrimonio?
En el estudio de Huston, las parejas felizmente casadas fueron novios
por un promedio de 25 meses. En las uniones que no duraron, hubo
correlaciones interesantes entre la duración del noviazgo y la duración
del matrimonio. Las parejas que se divorciaron después de dos a siete
años de matrimonio, a quien Huston denomina “desistidores tempranos”,
son personas que sólo tuvieron esa única relación, y se casaron
alrededor de tres años después. También tenían un enfoque de bajo
mantenimiento para la relación, dónde nunca existió mucho romance.
Los noviazgos muy románticos no garantizan vivir felices para
siempre, sino que están asociados con un camino más largo para el
divorcio. Muchos matrimonios en los que la pareja se compromete con
rapidez y se sintieron fuertemente enamorados el uno del otro
sobrevivieron la marca de siete años. Estas parejas salieron un promedio
de 18 meses, y estuvieron comprometidos en la mitad de ese tiempo. Los
hombres, sobre todo, dijeron sentirse muy enamorados de su pareja.
Huston especula que esa dicha temprana hace la gente que se mantenga
junta por más tiempo cuando el matrimonio da un giro hacia lo peor.
Y mientras que enamorarse de forma relativamente lenta no tiene buenos
resultados al principio para los recién casados, Huston encontró que
después de dos años de matrimonio, los amantes menos apasionados eran
tan felices como los que informaron amor a primera vista.
La investigación de Huston contradice la teoría dominante de la
“angustia emergente” en el matrimonio: la idea de que los problemas de
repente estallan dentro de los límites de una unión de lo contrario
feliz, y que la historia de una pareja no es base para el juicio. De
hecho, dice Huston, los problemas antes del matrimonio pueden ser
comparados con un virus que “saldrá a la superficie en el matrimonio y
erosionará la unión de la pareja, por lo que la relación se vulnera”.
Fuente: Matrimonio y Divorcio.Com
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