Lo que es un problema para ti puede no serlo para el otro. ¿Alguna vez lo habías pensado?
Hay tantas maneras de sentir, pensar y actuar como personas hay en el mundo. En este sentido, lo que tú evalúas como importante y que no puede faltar en la pareja o aquello que te es indiferente pues no le hace a la cosa puede ser vivido por la otra parte de manera antagónica.

A su vez, aunque muchas veces las partes visualicen que no están pudiéndose entender en algún aspecto, posiblemente no llegan a comprender del todo cómo es que el otro se posiciona e interpreta el asunto. A modo de ejemplo, citemos el caso de un hombre que se sentía totalmente infeliz porque su mujer tenía un grupo de amigas con las cuales compartía las tardes de domingo.

Ella le propuso no verlas todos los domingos, interpretando que el malestar de su pareja se debía a que él podía tener planes para algún domingo o simplemente quería compartir esa tarde de la semana con ella. El le respondió que ese no era el problema. Para este hombre el motivo de tanta infelicidad pasaba por la manera en cómo podía habitar una relación de pareja, concibiéndola como un vínculo en que todo se comparte.

En este sentido, no le molestaba que ella tuviera amigas y que quisiera verlas; el problema que el hombre veía en este acto que se repetía domingo a domingo era que ella no terminaba de entregarse a la relación ya que no eran 100% confidentes y compinches porque ella lo dejaba afuera de esa actividad.

Por esto, cada vez que se termina un conflicto dándole la razón al otro sin comprenderlo se está sembrando el terreno para que nuevas discusiones en torno a lo mismo se repitan una y otra vez. Los expertos recomiendan aprender a hacer lecturas de la situación saliéndose del punto de vista propio y considerando el del otro…todo un desafío pero aseguran que las reacciones van a ser muy distintas si lo consigues.

Fuente: psicologia-online.com
Se podría definir la infidelidad como un acto de transgresión a un compromiso o garantía que alguien ofreció sin presiones a otro. Pero, la monogamia en realidad no significa no desear a más nadie, sino serle fiel al estándar de fidelidad que se ha pactado con la pareja. El problema sobreviene, claro, cuando lo que es fidelidad para uno, no lo es para el otro: para algunos bailar o mirar a otra persona es signo de traición. Para otros sólo cuentan las relaciones sexuales.

¿La biología manda?

Los antropólogos llegaron a la conclusión que los seres humanos no somos privativamente monógamos y la naturaleza parece que justifica la infidelidad: en apariencia, la cuestión estaría dada por la gran dependencia del cachorro humano, que necesita de ambos progenitores los primeros 3 años de vida. Esto explica porqué la mayoría de los divorcios sobrevienen luego de los 4 años de casados, cuando los niños han alcanzado la independencia y la pasión ha declinado indefectiblemente entre los padres. A partir de allí estaríamos en condiciones que otra persona nos atraiga, según los mandatos biológico-reproductivos.

De hecho el matrimonio y la monogamia fiel son construcciones sociales y
culturales, estudiadas antropológicamente, que nacieron a la luz de asegurarse herederos de la misma sangre y no arriesgarse a dejar el patrimonio a hijos ajenos, como hubiera sucedido si el humano seguía viviendo en clanes comunitarios. Digamos, una cuestión de mera conveniencia económica.

A partir de aquí, vemos que los hechos hablan de una tendencia humana a ser infieles y cambiar de pareja. Es claro que el hecho de amar y de compartir todo sólo con una persona es una
elección cultural que necesita mantenerse con esfuerzo.



La vida familiar así como la dinámica en la vida de las parejas y los matrimonios cuando son varios los años y profundo el conocimiento recíproco que se tiene del otro pues se conocen tanto las fortalezas como las debilidades de nuestra pareja o seres queridos.

Es así que cuando tenemos o pasamos por situaciones conflictivas y las cosas suben de tono y “se van de las manos” pues es posible que utilicemos ese conocimiento del otro para golpear donde más le duele o podamos herirlo. Esto muchas veces los hacemos inconcientemente y sin mala intención pero resulta en una desagradable situación con una profunda herida a quien amamos.

Cuando suceden estas cosas o sucesos negativos para la relación de la pareja o el matrimonio pues se suele pensar acerca de si realmente el otro nos aprecia mediante esta expresión tan malvada de desprecio. Lo mejor en estos casos es mantener la calma en primer lugar y pensar que en realidad esta otra persona no quiso hacernos daño por más que lo logró.

Es decir, si bien su actitud desembocó en un daño narcicista hacia nosotros pues hay que tomarlo en el contexto de una situación de conflicto. Esto no quiere decir que las cosas queden así nomás sino que se debería tomar estos momentos desagradables como una instancia de aprendizaje para la pareja.

Son cuestiones que no pueden repetirse muchas veces sino que se debe conversar tras lo sucedido y aclarar que esas palabras o actitudes causaron una fuerte herida en el otro y que si existe el amor en esa pareja pues no debería volver a suceder. De volver a repetirse hechos similares pues se tendría que pensar en la búsqueda de ayuda si es que existe la voluntad de solucionar un vínculo que no está siendo del todo sano o saludable.

Fuente:mujerhoy.com
Si has tenido una ruptura, existen dos situaciones en las que probablemente te encuentras:

1. Estás buscando la manera de superar a esa persona

2. Te preguntas como recuperar el amor perdido

Ninguna es fácil, pero casi todas las personas se deciden por una de esas opciones. Realmente son muy pocas las personas que logran seguir adelante de manera sencilla sin desear que las cosas fueran diferentes o preguntarse qué pasaría… Piensa en cómo eran las cosas y cómo lo serán ahora. Trata de ser los más objetivo posible. Incluso puedes concluir que la ruptura no fue una mala idea.

Si decides aprender como recuperar el amor perdido, el primer paso es pedir disculpas. Puedes pensar que ya has hecho esto. Seguramente dijiste “lo siento” muchas veces, pero si tu ex pensó que te disculpabas solo para que no terminara, es posible que no haya pensado que era una disculpa legítima.

Si eres culpable de algo que haya sucedido y consideras que es necesario pedir perdón, hazlo de nuevo. Ahora es muy posible que tu disculpa se considere sincera porque no hay nada que depende de eso. Si la relación ha terminado, no lo dirás solamente para tratar de anular tu ruptura, si no que pensará que es genuina.

Si logras encontrar como recuperar el amor perdido, enséñale a tu pareja la persona de la cual se enamoró, no a aquella que abandonó alguna vez. Tu complemento te buscará a ti porque tienes ciertas cualidades y características, no porque tienes enojo, celos o dolor. Aunque no puedas esconder tu sufrimiento, trata de concentrarte en ser lo mejor que puedas y así le recordarás de quién se enamoró en un principio.


Algunas ideas para poner en práctica y mejorar tu relación.
Todos los matrimonios tienen baches, y éstos pueden surgir en cualquier momento. Lo fundamental es aprender a pasarlos de forma que no amenacen su relación.

Sin importar cuánto tiempo lleve de casado, existen reglas sencillas y básicas para recorrer el camino. Ponerlas en práctica no siempre resulta fácil, pero es vital. Si las sigue, fortalecerá su vínculo... y verá que las cosas buenas —diversión, confianza, afecto— se darán mejor que nunca.

1 Busque un equilibrio

El aburrimiento, la frustración y las fricciones diarias pueden extinguir la llama del amor. Para alimentarla, céntrese en las cosas buenas. He aquí cómo lograrlo:

Primero, tenga en cuenta que necesita hasta 20 comentarios positivos para contrarrestar el daño hecho por uno negativo (o por una mirada fría o un gesto de impaciencia). Así que use más los primeros y menos los segundos. Halague la camisa nueva de su esposo, los zapatos nuevos de su esposa. Agradézcale su ayuda en la casa. Llámela a la oficina para decirle que
piensa en ella (pero no hable sobre tareas del hogar o los hijos).

Asegúrese de que estos halagos y agradecimientos sean sinceros y específicos: “Gracias por encargarte de llevar el auto al mecánico” o “Qué lindo mantel. Siempre estás en los detalles”. Haga contacto visual cuando sonría o le diga algo agradable, y trate de acompañarlo con un sonido de alegría (por ejemplo, un suspiro de satisfacción). Una vez que logre este acercamiento se dará cuenta de que, además de conocer las cosas que molestan a su cónyuge, sabrá lo que lo hace feliz. Después de todo, así fue cómo empezó su relación. Se dará cuenta de que siempre es buen momento para una pequeña muestra de amor. Dele a su pareja un abrazo que diga: “Me alegra verte”, y un beso cuando llegue a casa. Sorpréndala con una taza de café en la cama un domingo lluvioso (y quédese a charlar). Disfrute de sus cualidades positivas y deje los defectos de lado.

2 Mantenga la cercanía

El tacto humano libera endorfinas, que hacen sentir bien a quien da y a quien recibe. Así que tómense de las manos con mayor frecuencia. Acaricie su mejilla cuando le dé los buenos días. Reviva la forma en que se tocaban al inicio de la relación: dele un beso detrás de la oreja, pásele la mano por el cabello.

Usar más este tipo de contacto le ayudará a fortalecer su relación. Esto es importante, pues una unión sólida puede enfrentar cualquier tormenta (y estar mejor preparada para evitar una infidelidad). ¿Cómo crear este lazo? Primero, apoye a su alma gemela.
Póngase de su lado cada vez que pueda, cuando surjan problemas en el “mundo exterior”.

Guarde sus secretos, aunque en la oficina todos cuenten los de sus parejas. A menos que se trate de una emergencia, no permita que nada interrumpa el tiempo que tienen destinado a ustedes.

Hablando de tiempo para los dos, hagan el compromiso de conversar 30 minutos por día sobre sus planes diarios, metas y sueños. No vale hablar de cosas de la casa ni de su relación. Se trata de construir una amistad. Los estudios muestran que ser amigos tiene recompensas, pues asegura una unión más cariñosa y sensual. Y no se olvide de encontrar tiempo para la intimidad, aunque ten-ga que anotarlo en su agenda. ¿Programar el sexo? Si es necesario, sí. Ser espontáneos es fabuloso, pero no siempre es posible.

Otra cosa que no deben esperar son las ocasiones para celebrar el éxito. Incluso las pequeñas victorias merecen reconocimiento. Si su matrimonio anda sobre ruedas, vale la pena celebrarlo. Vayan a cenar a donde le propuso matrimonio, o hagan un viaje. Se lo han ganado.

3. Conserve la chispa de su relación

El consejo que dan los expertos a los solteros que buscan a la pareja perfecta es: “Sea usted como quiere que sea su pareja”. Lo mismo se aplica en el matrimonio; mientras más feliz sea, más feliz será su unión, y más sencillo será resolver los conflictos. Si 15 minutos de yoga por la mañana, cambiar a café descafeinado o probar un nuevo pasatiempo lo hace sentir relajado, esos sentimientos positivos harán que tengan momentos más felices juntos.

Mientras tanto, admítalo: solía preo-cuparse mucho por su cabello y por buscar la prenda más sensual para llamar la atención de su pareja, y ahora se conforma con pantalones viejos y una camiseta descolorida para dormir. Es hora de mejorar su apariencia. Peine esa melena, lávese los dientes y cómprese una bata nueva. Sentirse cómodo con su apariencia se notará en su mirada. Es más factible que haga contacto visual, y eso encenderá la chispa en su cónyuge. ¡Y ya saben qué hacer después!

Fuente: Selecciones.com
¿Una pelea por algo pequeño se convierte en una bola de nieve gigante?

Hay muchas personas que al escuchar los reproches de su pareja adoptan una actitud defensiva porque se sienten atacadas; contestan a las críticas con sus propios reproches.

La terapeuta de parejas Ellen Wachtel, profesora de la Universidad de Nueva York y del Instituto Ackerman de Terapia Familiar, brinda algunas claves para frenar las discusiones:

• Estar atentos a las cosas en las que sí se comunican y no a las que provocan desacuerdos.

La mayoría de las personas, mientras escuchan las quejas de su pareja, piensa en refutarlas y demostrar que el otro se equivoca. Es preciso centrarse en comprender el argumento general, aunque los elementos específicos no sean los correctos.

• No se centre en detalles irrelevantes.

• No juegue al psicólogo con su pareja.

• Aunque no llegue a un acuerdo, no siga dando vueltas en una discusión que no llegará a nada, es mejor comprometerse a pensar con sinceridad en el punto de vista del otro y retomar el tema después de reflexionar algún tiempo.

Un silencio vale más que mil palabras. Cuando miras a los ojos de la que crees que es tu pareja, y baja la mirada sin expresar palabra alguna. Cuando los silencios son preludios de aburridos minutos, y no sabes qué hacer ni que decir. Cuando los pensamientos inundan tu mente y tú en cambio no puedes expresarlo, porque conlleva decir una mentira tras otra, y callas. Esos silencios pueden más que mil palabras.

Cuando una excusa sirve para marcharse de casa, sin apenas despedirse y al volver ninguna sonrisa acompaña y el silencio se vuelve ambiguo y te embarga. Ese silencio vale más que mil palabras.

Cuando ocupas tu tiempo en quehaceres rutinarios, y los minutos u horas no los utilizas en decir nada. Ese silencio vale más que mil palabras.
Cuando al oír en tus oídos el te quiero de la persona amada, y tu contestas en silencio. Ese silencio vale más que mil palabras.

Los silencios nos son palabras son hechos que nos embargan en las actuaciones diarias.
Pero cuando se instauran en nuestra vida y en nuestra relación, es que algo pasa.
Rutina, engaño, Inmadurez, autoengaño. Son sinónimos de que una relación está en fase de poder experimentar el final.

El silencio puede decir mucho o no puede decir nada, pero al final decide lo que nosotros entendemos con esas pausas de silencio en nuestras vidas diarias.
Y cuando no hay nada más que decir, cuando no hay proyectos en común, ni una sonrisa que compartir y sobre todo las palabras son vacías y huecas. Vale más decir un hasta luego y empezar de nuevo.

Y aunque el empezar signifique empezar desde cero, tengamos en cuenta los silencios. Porque aunque muchas veces los silencios son necesarios, en una pareja son enemigos de la rutina y la falta de comunicación.

No hagamos de nuestra vida un silencio perpetuo, y compartamos nuestras experiencias con los que amamos. Nos enriquecerán y nos harán sentir mucho más unidos a nuestra pareja.

Fuente: publi-articulos.com

Atracción física.


Cuando iniciamos una relación, generalmente el primer elemento que nos atrae hacia la otra persona es su aspecto exterior. Curiosamente esta entre las cosas que ms tienden a descuidarse una vez que se establece la pareja. No es raro ver que "una vez atrapada la presa" dejamos de cuidarnos físicamente, engordamos, dejamos de rasurarnos o peinarnos, descuidamos nuestro vestido y apariencia, aparecen los tubos en el pelo o por la noche las cremas en la cara... Dejamos de tener el esmero que mostrábamos durante la fase del cortejo o del noviazgo. No importa cuanto tiempo tenga la pareja de establecida: es importante tratar de seguir siendo atractivos físicamente para la o el compañero.



Atracción intelectual.

Este punto se refiere a la necesidad, muchas veces olvidada, de que a lo largo del tiempo se busque seguir teniendo intereses comunes. Muchas veces la casa, los hijos o la familia se convierten en lo único de lo que pueden hablar; se pierde todo aquello que durante la fase del noviazgo era pertinente solo a los dos y consecuentemente ello lleva al tedio y a la falta de interés. Es necesario seguir compartiendo cosas exclusivas de los dos. Cuando novios era muy importante "poder estar solos", pasear tomados de la mano por un parque o sentarse en una banca o en un café por horas y horas hablando de los dos y de "esas cosas" exclusivamente nuestras.

Atracción afectiva.

Para que una pareja subsista armoniosamente se requiere que exista un sentimiento hacia el otro. Puede dársele el nombre que se quiera, pero lo más común es hablar de amor. Es cierto que los filósofos y los escritores discuten mucho sobre el significado verdadero de este término tan utilizado por tantos y pocas veces concretado en cuanto a lo que quiere decir. Sin embargo, tratando de hacer las cosas sencillas podemos decir que en el seno de una pareja debe existir un sentimiento hacia el otro que se concrete en la frase: "te amo, me importas". Ello implica que si me importas deseo tu bienestar, tu crecimiento, tu desarrollo, tu independencia y tu felicidad. Este es el verdadero amor en el seno de la pareja, y no el sentimiento posesivo y controlador que suele ser la regla.