La elección de una pareja es un proceso muy complejo. Se cree que éste proceso operaría en parte, fuera de nuestra conciencia obedeciendo a en parte a la 'secreta' química del amor.

Desde el punto de vista consiente, ciertos rasgos físicos parecen interpretarse como sinónimos de juventud y fertilidad, lo cual en consecuencia, los define como atractivos. Así, entre las mujeres se destaca una ajustada relación entre la cintura y la cadera, los labios gruesos y la suavidad de las facciones. En el caso de los hombres, la amplitud de la espalda, así como la tonicidad muscular y los rasgos faciales, parecen ser indicadores de potencia sexual y un patrimonio genético de buena calidad. Y en la misma línea, aparecen también rasgos con un mayor componente socio-cultural como la inteligencia o la capacidad para ser exitosos en la vida.

Pero existen también elementos menos evidentes. Algunos estudios al respecto parecen demostrar que en la elección de pareja incide el complejo principal de histocompatibilidad (esto es, un conjunto de genes que controlan aspectos de la respuesta inmune, produciendo antígenos histocompatibles y que están presentes en todas las células del cuerpo como marcadores para identificarlas como propias ) y términos biológicos, esto tendría un papel crucial en nuestra capacidad para combatir las enfermedades.

Cada persona posee un complejo de histocompatibilidad diferente que podría ser detectado inconscientemente a la hora de elegir pareja. Los resultados de las investigaciones realizadas al respecto parecen sugerir que las parejas que se encuentra atractivas entre sí, poseen complejos de histocompatibilidad demasiado diferentes como para que éstos sean considerados casuales.

Fuente: aine.idoneos.com


1.- No critiques a tu pareja: tu la elegiste y por algo, estás con ella, la crítica siempre lleva a conflictos mayores. Mejor intenta saber cuál es el problema entre ambos e intenta dar una solución, pero sobre todo, escucha lo que tu pareja tiene que decir.
2.- No creas que tu visión es la única: la percepción de la vida, de los problemas, las posibles soluciones es única para cada persona, por tanto, mantente abierto a entender cuál es la visión de tu pareja y mejor concilia entre tu perspectiva y la de tu media naranja para llegar a una solución satisfactoria para los dos.
3.- Centra tu relación en lo que tu pareja sí te da y no en lo que no puede darte: estamos tan habituados a hablar sobre aquellos aspectos que nos disgustan de nuestra pareja que perdemos de vista lo que sí tenemos con ella. Nos enojamos porque llega tarde, pero no nos damos cuenta, que siempre está presente que es solidario, que le gusta la vida en familia, qué se Yo, pon atención en aquello que tu pareja sí aporta a la relación. No te distraigas más en los detalles de lo que te falta, mejor dedica tus esfuerzos en tomar en cuenta su dar positivo en la relación.
4.- La comunicación asertiva: decir lo que sientes en el momento adecuado. No esperar a que se acumulen el montón de facturas para que en un momento de rabia, le sueltes todo tu resentimiento y enojo por lo que te molesto. Tanto en lo que te agrada como en lo que no, dale solución en el momento. Es muy agradable que te digan: " me encantó tu detalle" y también lo que no nos gusta en el aquí y ahora, para no andar cargando con un costal de recelos que estallamos a la primer provocación.
Hablar de la vida en pareja es una empresa muy complicada. Lamentablemente no existen recetas mágicas que nos ayuden a resolver todos los problemas de pareja desde una receta de cocina.
Fuente: Ana Giorgana, articulo.org