La comunicación y el conocimiento del otro, antes de establecer relaciones de cara a una vida, es fundamental tal y como siempre lo ha sido, pero hoy día aún más, puesto que la igualdad en derechos y obligaciones que se establece como base hoy día en el seno de la Pareja, hará que nada esté preestablecido sino más bien en el respeto al otro en todas las dimensiones de la persona. 

El respeto al otro es consecuencia del conocimiento del otro, no sólo del conocimiento que se estableció cuando se conocieron, sino en la evolución de la persona y de su personalidad a lo largo del tiempo. Establecemos como base que las personas evolucionan y no son las mismas a lo largo del paso del tiempo. 

Esto requiere una puntualización y un "reconocimiento" continuo del otro, basado en el diálogo, en donde la escucha ha de ser un continuo permanente, que debe partir del interés por el otro, no solo basado en el amor pasional o romántico, sino en el interés por la persona a la que nos hemos unido por amor.


Lo que se establece en el amor romántico o enamoramiento de los primeros momentos, no sirven como base para el conocimiento del otro, ya que se trata de sentimientos que anulan la voluntad e incluso la objetividad para la escucha y el conocimiento más en profundidad del otro. Son momentos de romanticismo, en los que se está en un estado alterado de consciencia muy "arrebatador", que hace que uno no piense más que en lo maravilloso del otro ser, y en los maravillosos momentos que pasan juntos, pero en el que no se conoce a la persona en su realidad holística, en su totalidad. 

Es por eso que pongo en guardia a los enamorados, que no ven en el otro más que portadores de felicidad extrema. 
Son los momentos en que se dice "soy tuya" o "soy tuyo" sin caer en cuenta de la gran equivocación que esto supone para cuando éste estado termine. El romanticismo es perecedero, como bien sabemos todos los que lo hemos vivido, y se produce fundamentalmente en la adolescencia, cuando la ignorancia sobre las dificultades que presenta la convivencia, hace que no pensemos en que pueda haber inconvenientes. Son momentos en que las hormonas comienzan a hacer estragos en nuestro cuerpo y en nuestras emociones, pero en los que la experiencia es prácticamente nula y por tanto nos podemos llevar fuertes decepciones que nos pueden hacer sentir los más profundos sufrimientos. Son aprendizaje.


Partimos de la base de que en una relación de pareja hay tres vidas: la vida de uno, la vida del otro y la vida que tienen en común. 
 Y las vidas particulares de cada uno han de ser negociadas, aceptadas y respetadas por el otro. Es el tema de la confianza y entramos en el tema del respeto al territorio particular de cada uno. La territorialidad es importante a tener en cuenta y facilitara una mejor convivencia, además de evitar incomodidades que puedan desembocar en considerar al otro como un "intruso" en nuestra vida en vez de un compañero solidario o un aliado. Tiene que ver con el respeto al otro del que hablábamos antes, pero tiene sus matices de los que hablaremos en el artículo sobre territorialidad.


Si aprendemos a vivir las decepciones y los sufrimientos relacionados con el amor de Pareja, como Maestros que nos dicen cómo es mejor llevar las cosas relacionadas con el corazón, y hacia dónde NO dirigirse, podemos considerar que la aventura de la vida tiene el aliciente de enseñarnos a vivir cada vez con más plenitud nuestro mundo relacionado con las Cosas de Dos.


La idea del compañero es uno de los problemas más comunes con los que tiene que lidiar la mayoría de las parejas. 
Esto es más común en las mujeres, se piensa que el compañero todo lo puede hacer, nunca se va a enfermar, nunca va a tener problemas y es casi un Dios.

Hay que tener mucho cuidado, el no ver las debilidades del otro hará que siempre esperes demasiado de él y que incluso le exijas más de lo que puede dar. Es por eso que hay que tratar de ser realista y ver los defectos del hombre, no para echárselos en cara, sino para darle su lugar de humano que se puede equivocar y puede cometer errores igual que tú.

Otro problema que es muy generalizado, es el dar por un hecho a la pareja como adivina, que sabe lo que quieres, lo que piensas, lo que necesitas, debido a que te conoce totalmente.
Aunque esto sería muy hermoso, la realidad es otra. El otro no es un psíquico, no puede adivinar las cosas, ni puede saber de antemano algo, sin que tú no se lo digas. El problema sobreviene a la hora en que se asume que el hombre sabrá siempre todo, cuando se descubre que no es así, viene el reclamo y la desilusión. Además se vuelve un obstáculo para la comunicación, pues tú no sientes la necesidad de decir lo que sientes, "para qué si él ya lo sabe".
Esto se da debido a que te has compenetrado tanto con esa persona que pensamos, inconscientemente, que está dentro de nosotras y creemos que debe entender todos nuestros signos y nuestros pensamientos tan bien como nosotras.
En una relación de pareja nunca se debe asumir nada, nunca debe darse nada por sentado, no hay nada escrito, y todo hay que decirlo, conversarlo. La comunicación es clave en el proceso de no pedir imposibles, de no pelear por algo que el debió entender, o que tenía que ser de una u otra forma.
Trata de ser realista, de comunicarte y de no exigirle demasiado a tu pareja. La relación será más sincera, unida y más sólida.


Fuente: Tn Relaciones.com













































































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