Óleo sobre tela del pintor poblano Ignacio de la Vega, titulado “Noviazgos de Alto Riesgo”. Hecha a petición de Luis Lozano y Blanca Mijares. La obra expresa, a través de signos muy específicos, la esencia del amor conyugal y del matrimonio.

1.- El amanecer de un nuevo día a la caída del invierno, el nacer de la primavera. Lo que significa inicio, eclosión, el surgir de una relación de amor que arranca su historia con todo su vigor, con todas sus posibilidades.

2.- Un entorno natural, rodeado de verde y exuberante vegetación. La naturaleza significa lo ecológico del amor humano y su potencial belleza. Nada más natural que el amar.

3.- Al centro de la obra dos bailarines, un hombre y una mujer, ambos, por su naturaleza, diversos y complementarios. Dos modos diversos de ser igualmente persona humana. Ambos protagonistas de la naturaleza y de la nueva relación de amor que sólo ellos componen. El baile es la escena posible a su diversidad.

4.- Una pista natural de hielo, misma que significa el espacio y el tiempo, la página en blanco sobre la cual estos amantes escribirán, como artistas, la historia de su amor, realizarán su baile.

5.- Sobre la pista, el par de bailarines simbolizan a una joven pareja de amantes. Cada bailarín es un amante que comparece a la escena del amor con su propio equipamiento, con su mejor o peor capacitación y entrenamiento para bailar, cada uno más o menos determinado a hacer su mejor faena, es decir, mejor o peor equipado para amar.

6.- La escena muestra una invitación a bailar aún no aceptada, lo que simboliza una relación en fase germinal, aún en fase de invitación, un noviazgo. La naturaleza los invita a bailar, pero la invitación no es el baile, es preciso responder desde la libertad de cada uno de los amantes.

7.- Los bailarines portan trajes para la ocasión, los trajes simbolizan la exteriorización de la disposición interna a bailar, es decir, a amar. El de ella es color lila, el color del amor, y el de él remarcado en verde simboliza lo natural del amor.

8.- El elemento más simbólico lo constituyen las máscaras venecianas que cubren el rostro de estos amantes. Las máscaras simbolizan el siempre amenazante escenario de riesgo; la posible incapacidad de amar, lo desconocido, tal vez lo ocultado, simulado o fingido, lo ignorado, lo errado o condicionado, lo dolosamente inducido, la falta de libertad interna o la situación personal incompatible con el amor conyugal, en fin, los diversos escenarios de riesgo que asechan y amenazan a esta pareja de amantes.

La máscara invita a la reflexión, a buscar interiorizar y conocer al otro, a indagar la posible existencia de escenarios de alto riesgo. Las mascaras son la advertencia, el aviso, la invitación a ser cauto “Para que no te equivoques”.

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